˚ ༘✶ ⋆。˚012.

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Kawaki se separó un poco de mí, pero no me soltó del todo. Su mirada estaba perdida en el vacío, como si estuviera luchando con sus propios demonios internos.

—¿Por qué te disculpas? ¿Qué ha sucedido? —pregunté mientras lo miraba fijamente, sintiendo como mi corazón se apretujaba por su mirada.

—He hablado con Amado —comenzó Kawaki, su voz cargada de angustia—. Él me hizo ver la razón por la cual Saiko está atormentándote...

Mi corazón se apretujó aún más al escuchar eso.

—¿Qué fue lo que te dijo? —pregunté, intentando mantener la calma a pesar de la angustia que comenzaba a sentir.

Kawaki tomó aire antes de continuar, como si estuviera preparándose para revelar algo muy difícil de aceptar.

—Saiko... Ella te atormenta porque estoy a tu lado —dijo Kawaki, mirándome directamente a los ojos—. Yo soy la razón por la cual estás sufriendo.

Las palabras de Kawaki me dejaron sin aliento por un momento. No podía creer que él se estaba responsabilizando por el sufrimiento que me estaba haciendo pasar Saiko.

—Kawaki, tú no tienes la culpa —dije con firmeza, acercándome más a él—. La responsable de todo esto es Saiko.

—Pero si no hubiera sido por mí, tú no estarías en peligro —insistió.

—Kawaki, escúchame —dije con determinación—. No puedes culparte por las acciones de otra persona. Saiko es la responsable de sus actos, no importa cuál sea su motivo. Así que, por favor, no te culpes.

Kawaki me miró fijamente, pareciendo luchar internamente con mis palabras. Sus ojos reflejaban un pequeño brillo, lo cual hizo que mi corazón comenzara a agitarse.

—Kyoko... —murmuró Kawaki, su voz apenas un susurro cargado de emociones—. Gracias por estar a mi lado.

—Siempre estaré a tu lado —murmuré con sinceridad mientras la distancia entre nuestros rostros se iba acortando—. Juntos encontraremos la manera de enfrentar esta situación.

La tensión en el aire comenzó a disminuir mientras nuestros rostros estaban tan cerca que podíamos sentir la respiración del otro. Una oleada de emociones recorrió mi cuerpo, y por un momento, el mundo pareció detenerse a nuestro alrededor.

—¿Por qué están allí parados?

La voz de mi padre ocasionó que nos espantáramos y nos alejaremos. Mi padre se encontraba de pie detrás de nosotros, mirándonos con una ceja alzada y una expresión curiosa en su rostro.

—Oh, Papá. ¿Qué haces aquí? —pregunté mientras intentaba tranquilizar mi corazón—. Creí que saldrías más tarde del hospital.

—Sí. Eso se supone —dijo con una sonrisa—. Todavía tengo cosas que hacer, así que me escapé.

DANGEROUSLY SWEET; Kawaki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora