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El portal que anteriormente cruzaron los chicos volvió a aparecer frente a nosotros. El señor Shikamaru y los Jounin que lo acompañaban se colocaron es posición de combate en caso de que saliera una amenaza de allí. Yo me quedé detrás del padre de Shikadai, rogando internamente que quienes cruzaran ese portal sean los chicos y no un enemigo.
Los segundos avanzaban, entonces, del portal apareció una mano, y luego la presencia del equipo siete, Kawaki y mi padre.
—Volvieron —susurré agradecida de verlos—. Realmente volvieron.
—Definitivamente, estos niños me darán una jaqueca —dijo el señor Shikamaru mientras les daba una señal a los otros Jounin que se llevaran a mi padre.
—Espero que esto sea una prueba suficiente para que confíen un poco en Kawaki —dije mientras me iba a acercando a mi hermano y Kawaki—. Chicos...
—¡Ah! Kyoko, me alegro tanto de verte —dijo Boruto con una inmensa sonrisa—. Espera a que te cuente lo que sucedió allí. Te caerás del susto.
—Ya me lo contarás luego. Ahora vamos al hospital —dije con una pequeña sonrisa—. Hay que asegurarnos de que nada les sucedió allí.
—Estamos bien —dijo Boruto.
—Eso lo comprobaremos —dije al momento en que miraba a Kawaki—. Sé que no te gusta la idea de ir al hospital, pero allí hay implementos para que pueda ver tu mano.
—Está bien —asintió Kawaki.
Boruto observó un poco confundido a Kawaki, pues no se esperó que el chico aceptara tan fácilmente el ir al hospital.
—¿Acaso me perdí de algo cuando no estaba? —preguntó Boruto, observándonos fijamente—. De alguna forma, siento que algo cambió.
—Nada ha cambiado —dije, tranquilamente—. Ahora, vamos al hospital.
Boruto no estaba del todo convencido, pero decidió no decir nada y acompañarme al hospital.
El camino al hospital fue tranquilo, pues tomamos un camino alejado de las miradas curiosas de los aldeanos. Al llegar al hospital, Kawaki y Boruto fueron derivados a distintas salas médicas para así atenderlos.
Yo me quedé con Kawaki para analizar los detalles del prototipo de su mano. Durante unos minutos estuve trabajando en su mano, pero, desafortunadamente, su cuerpo estaba rechazando la conexión.
Normalmente, hubiéramos realizado un tratamiento para ayudarlo, pero debido a que desconocíamos el funcionamiento de su cuerpo, nos era imposible tratarlo, y eso simplemente me angustiaba.
—Deja de mirarme de esa forma. Esto no importa —dijo Kawaki mientras me miraba fijamente—. De todos modos, mi cuerpo fue hecho para no morir tan fácilmente. Así que, no coloques esa expresión de angustia.
