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Sarada, Kawaki y yo llegamos a la florería Yamanaka, donde fuimos recibidos por la radiante sonrisa de la madre de Inojin; Yamanaka Ino.

Mientras Kawaki escogía un florero para Himawari, yo comencé a observar las flores y así escoger algunas para llevárnosla. Había distintos tipos de flores, por lo que no sabía muy bien cuál escoger, sin embargo, luego de unos segundos de búsqueda, escogí unos girasoles.

—No sé qué es lo que esté pasando, pero escoge seriamente —oí a Sarada regañar a Kawaki—. Solo tomaste uno al azar.

—Imbécil, no entrometas —dijo Kawaki, molesto por las palabras de la Uchiha.

Kawaki regresó a su lugar el florero que había tomado para luego alejarse de Sarada.

—Escoger uno por ti mismo trae un significado especial —dije mientras me iba acercando a él—. Con ello puedes transmitir tus sentimientos.

Kawaki se me quedó mirando por unos segundos, y a diferencia de como trato a Sarada, a mí me habló de manera tranquila.

—Voy a escoger ese —dijo Kawaki mientras volvía a sostener el florero que había dejado atrás—. Realmente lo escogí al azar, pero el diseño no es malo, y además encaja bien en aquella habitación.

—Entonces nos llevaremos ese —sonreí para luego mirar a la madre de Inojin—. También nos llevaremos estos girasoles.

La señora Yamanaka se acercó para tomar los girasoles, y así colocarlos en el florero que Kawaki sostenía. Todo parecía ir bien, pero, de un momento a otro, Kawaki gritó y soltó el florero.

El floreo cayó al suelo, y el sonido de la cerámica rompiéndose, llenó la tienda de flores. La expresión de Kawaki cambió completamente, su rostro demostraba tristeza y sufrimiento.

—Lo siento... —se disculpó Kawaki mientras respiraba agitadamente—. No fue mi intención...

—No te preocupes —dijo la señora Ino—. Prepararé uno nuevo.

Cuando la señora Yamanaka fue a preparar un nuevo florero, me acerqué a Kawaki y lo miré fijamente. Todavía podía ver y sentir el pánico al cual se estaba exponiendo, por lo que, sin pensarlo demasiado, lo abracé y susurré amablemente que todo estaría bien.

Nos mantuvimos en silencio, de pie y abrazados, hasta que la señora Ino regresó con un nuevo florero. Pagamos el florero y las flores para luego abandonar la tienda.

Kawaki aún mostraba signos de incomodidad y tensión, pero traté de transmitirle tranquilidad con una mirada dulce.

—Todavía hay cosas que tengo que hacer, así que los acompañaré hasta aquí —dijo Sarada, quien nos observaba fijamente con seriedad—. Kawaki. Yo apunto a convertirme en Hokage, así que si hay cualquier cosa con la que tengas problemas no dudes en decírmelo. ¡Te ayudaré sin problema!

DANGEROUSLY SWEET; Kawaki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora