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Boruto había ido a avisarle a nuestro padre sobre la huida de Kawaki, mientras que yo me mantuve cerca de su clon para intentar convencerlo de que regresara.
—Por favor, Kawaki —supliqué mientras sostenía el brazo de su clon—. Vuelve. No te arriesgues de esta forma.
—Lo siento, Kyoko —se disculpó Kawaki, observándome con preocupación—. Debo hacer esto. Saiko no te dejará en paz a menos que yo me aleje.
—No puedes volver allí. No sabes lo peligroso que puede ser —insistí, aferrándome aún más al brazo de su clon—. Por favor, Kawaki. Vuelve conmigo.
Kawaki me miró con indecisión, lo cual me daba una pequeña esperanza de que él reconsideraría las cosas. Sin embargo, no fue así. Kawaki hizo desaparecer el clon, por lo que salí de mi habitación para avisarle a mi padre y Boruto.
—¿Uh? ¿Qué sucede, Kyoko? —preguntó mi padre, preocupado por verme salir de la habitación de manera desesperada.
—¡Papá, Kawaki se ha ido! —exclamé en pánico—. ¡Por favor, hay que ir a buscarlo!
—¡Te lo dije, papá! —exclamó Boruto, quien se encontraba detrás de él—. Te dije que Kawaki había huido, pero solo has dudado de mí.
—Tranquilícense los dos. Vamos a encontrar a Kawaki —dijo mi padre, tratando de calmar nuestra desesperación—. Voy a dar aviso, así que mantengan la calma.
—No hay tiempo. Kawaki ya se ha alejado lo suficiente —dijo Boruto, quien comenzó a acercarse a la salida—. Iré tras él y lo traeré de regreso.
—¡No! Estás bajo vigilancia por la misma razón —dijo nuestro padre con tono autoritario—. Deja que los adultos nos encarguemos de esto. Te quedarás aquí cuidando de tus hermanas y madre.
—¡Pero papá!
—Boruto. Hazle caso a papá —dije, ocasionando que él se sorprendiera por estar del lado de nuestro padre—. Nosotros nos quedaremos aquí.
Boruto planeaba protestar, pero le hice una señal de que se mantuviera en silencio y me siguiera mientras nuestro padre se encargaba de avisarle a los demás de la huida de Kawaki. Mi hermano me siguió, entonces, cuando me vio entregarle su chaqueta y mostrarle un cuarto oculto que tenía una salida hacia el exterior, se sorprendió.
—¿Cómo es que nunca supe de este lugar? —preguntó Boruto mientras se colocaba su chaqueta.
—Bueno. Este lugar es dónde venía a crear mis inventos sin que molestara a alguien —respondí al momento en que miraba hacia el exterior—. Boruto, por favor, trae de regreso a Kawaki.
—Lo haré. Te aseguro de que lo traeré, incluso si tengo que usar la fuerza bruta.
—Gracias, hermano —dije con una pequeña sonrisa mientras me acercaba a abrazarlo—. Ten mucho cuidado. No sabemos si el enemigo pueda aparecer.
