Capítulo 9

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-¿Algún día seréis puntuales?- preguntó Neela con los brazos cruzados y un acentuado tono irónico.

-Quién sabe, quizás los milagros existan.- se mofó Xeil rascándose la cabeza.

-Sois incorregibles...

-Gracias por el cumplido, Nïl.- apuntó Spiro lanzando un beso al aire a su hermana.

Los días que no había clase en La Academia, era común encontrar por las calles grupos de estudiantes, como era el caso de Spiro, Neela, Xeil y Dalia. Los cuatro se reunieron en la plaza principal de la ciudad, frente a la estatua del fundador de La Academia; Brintheus Aether.

De camino al distrito comercial, amiga y compañera de clase de Neela, perdía la mirada al ver los pétalos celestes que caían de los Cernisos, unos árboles de corteza plateada que no paraban de desprender sus flores hasta cubrir todo adoquín que pisaban.

-¿Estás pensando lo mismo que yo, Spiro?- preguntó Xeil.

-He estado practicando todo el verano. ¡Estoy seguro de que esta vez saldrá perfecto!- le contestó entusiasmado.

-Tú la parte derecha y yo la izquierda.

-E-espera no estaréis p-pensando en...- Dalia tartamudeó y no pudo terminar la frase.

Spiro y Xeil miraron a su alrededor. Estaban en una calle estrecha, apenas transitada. Esperaron a que las dos personas que habían detrás suyo les adelantasen para que no se dieran cuenta de que iban a usar sus habilidades fuera de la escuela. Los dos se concentraron en los pétalos del camino y comenzaron a invocar una leve brisa que los movía. A los tres segundos se pusieron a levitar al ras del suelo. Al rato, se elevaron y comenzaron a danzar en círculos. Spiro entrecerró los ojos, enfocando toda su atención en los movimientos de sus dedos que rascaban el aire. Los pétalos se separaron en dos grupos que controlaba cada uno de los chicos.

-Vamos, Spiro. Esta vez sí.- animó Xeil.

Las hojas de las flores se juntaron haciendo parejas, una de cada grupo. Parecían mariposas con las alas completamente separadas. Cada uno tenía que controlar independientemente una de las partes, haciendo corrientes inversas que simulasen un vuelo natural. Al principio podía verse la intención de los jóvenes, pero enseguida perdieron la coordinación y empezaron a agitarse descontrolados. Algunos pétalos cayeron y otros se quedaron solos tiritando en el aire.

-Tengo que reconocer que me parece muy valiente que os hayáis arriesgado a usar vuestras habilidades fuera del colegio para esta estupidez. - se burló Neela y cogió aire antes de romper en una sonora carcajada.

-B-bueno... aún hay que trabajar un poco más la coordinación, eso es todo.- se excusó Xeil.

-Lo que deberíais hacer es aprender algo útil. Este año vais a empezar a formaros para hacer misiones y aún seguís perdiendo el tiempo en esas tonterías.

-Cuando arranco plumas de pájaro para hacerte estilográficas, no te quejas tanto de esas tonterías.- se defendió Spiro.

-Para algo útil que consigues hacer...

-¡Ay, basta ya! No paráis de discutir día sí, día también. -interrumpió Dalia, aún sabiendo que todo eran bromas. Cuando tuvo la atención de los tres, propuso:- ¿Podemos buscar alguna tienda de ornamentos? Hoy quiero comprarme un broche que quede a juego con el vestido que tengo preparado para la Noche del Heraldo.

-Cierto... Ya me había olvidado de esa celebración.- dijo Neela como si estuviera molesta por haberlo recordado.- Pero aún quedan dos meses para que acabe el año, tienes tiempo de sobra para prepararte.

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