Xeil aún tenía la sensación de pánico ardiendo como cosquillas por su nuca. Dalia se quedó igual de paralizada al escuchar aquella contundente voz a sus espaldas. Ambos pensaron lo mismo: se acabó. En un segundo pasaron mil imágenes por sus mentes; desde la directora Aether firmando la expulsión, hasta sus padres decepcionados llevándoles de vuelta a casa. Les habían cazado de pleno y ese sería el precio a pagar. Xeil por fin reaccionó dándose la vuelta muy lentamente.
-¿C-Calya?- tartamudeó intentando reponerse del susto.- ¿Estás loca? ¡Casi me da un infarto!
-No te confundas.- dijo ella con palabras secas. Xeil empezó a sentirse incómodo con esa mirada, tanto que apenas podía aguantar un par de segundos mirándole a los ojos.- No soy Calya, yo soy Helya. Por lo que veo ya habéis conocido a mi hermana gemela.
Ninguno daba crédito a lo que oían. Xeil incluso pensó que estaba haciendo una broma muy pesada, pero por el contraste en su forma de actuar, su voz y sobre todo esa mirada tan gélida, enseguida dejo de dudar. Fuera como fuese, ya no había tiempo para asimilarlo. Tenían que recuperar la llave cuanto antes y salir de la escuela.
-Bueno, en ese caso, es un placer conocerte.- dijo Xeil extendiendo la mano con la palma abierta.- ¿Me devuelves la llave, por favor?
-Vaya, qué directo. Ni siquiera te has presentado. Me gusta.- asintió Helya con la cabeza. Miró al chico con una sonrisa picarona que no le gustó nada a Dalia.
-Perdónanos, pero es que es muy importante para nosotros. Además tenemos algo de prisa, así que si no te importa...
-He visto todo lo que habéis hecho.- le interrumpió.- No penséis que soy una cotilla, no me gusta meterme en los asuntos de los demás. Mi hermana es incapaz de ser puntual, así que estaba esperándola apoyada en un pilar cuando he escuchado a vuestro amigo dar gritos mientras corría por el recibidor. Reconozco que ha sido un buen entretenimiento veros actuar. Tenéis buena coordinación.
-Vaya, muchas gracias por la valoración.- ironizó Xeil con el ceño fruncido. Le estaba dando muchísima rabia como Helya jugueteaba con el cordel de la llave.
-Por favor, nos están esperando.- pidió Dalia.- Devuélvenosla para que podamos irnos.
-¿Qué pretendéis hacer con la llave de dirección?- preguntó después de analizar la etiqueta que tenía colgada.
Xeil se iba irritando más por momentos.
-Necesitamos salir de La Academia por un día.- cedió a contárselo sin más detalle.- Necesitamos una autorización para poder hacerlo. No queremos robar nada del despacho, si es eso lo que estabas pensado. Puedes estar tranquila.
-Como si me importase algo de lo que hay en esta estúpida escuela. Por mí como si os lleváis hasta la última piedra. Xeil mantenía la mano extendida, pero no recibió nada. Helya se guardó la llave en el bolsillo del uniforme a lo que Dalia estuvo a punto de protestar, pero pronto entendió que lo hizo porque los Celadores volvieron a vigilar la puerta.
-Hagamos un trato.- propuso Helya.- Mi hermana y yo también queremos salir de La Academia. Os devolveré la llave, pero a cambio también nos conseguiréis a nosotras dos un permiso para que podamos pasar las puertas de la ciudad.
-¿Para qué queréis salir?- preguntó Dalia.
-Para no volver.- contestó secamente.- Así que no os preocupéis, no os voy a delatar. De hecho, no nos volveremos a ver después de que pongamos un pie fuera de La Academia. Supongo que vuestro propósito es otro. Sinceramente, poco me interesa.
-Haced que os expulsen entonces.- dijo Xeil aún enfadado.- Sería más rápido y más cómodo para todos, ¿no te parece?
-No. Si esa fuera la solución, ¿no crees que ya lo hubiéramos hecho? Por favor no me tomes por idiota.
Xeil se mordió la lengua. No le gustaba nada la idea de que esa chica supiera lo que iban a hacer y mucho menos tener que ceder a su chantaje.
-Esta bien.- accedió al fin.- Pero si se lo cuentas a alguien y nos expulsan a nosotros, ten por seguro que no saldrás de aquí. Aunque sea lo último que haga en esta escuela, me aseguraré de que la directora Aether os encierre.
Su amenaza era tan débil que Helya no pudo evitar soltar una risilla condescendiente. Xeil tampoco sabía a qué más aferrarse. De lo fuerte que estaba cerrando el puño, sus uñas se empezaban a clavar en la piel de la palma. En ese momento un grito les hizo darse la vuelta:
-¡Helya!
-Por fin apareces, Calya.- le contestó poniendo los ojos en blanco.- No se puede dejarte sola ni un segundo.
Al juntarse las dos hermanas gemelas era más fácil apreciar algunas diferencias, como por ejemplo que el color turquesa y ámbar de sus ojos estaban invertidos en cada una, que Helya era ligeramente más alta y que Calya acostumbraba a llevar el pelo alborotado.
-¡Perdón! Es que estaba en la biblioteca y mira, he encontrado un libro con las historias que nos contaba el abuelo.- dijo Calya mostrándole un libro a su hermana, casi ignorando la presencia de Xeil y Dalia.- Lo he tomado prestado para que podamos leerlo juntas en los dormitorios.
-Está bien. Será mejor que nos marchemos ya, siempre se nos hace tarde hasta que consigues encontrar la salida.
-Sí.- cruzó por fin miradas con Dalia y Xeil.- Oh, hola otra vez. ¿También conocéis a mi hermana?
-Acabamos de hacerlo porque me han confundido contigo. Veo que ya has hecho buenos amigos en La Academia.- sonrió con un gesto que sólo Xeil y Dalia sabían que era sarcástico.- Me alegro de haberos conocido, chicos.
-Sí, igualmente.- ambos fingieron ser cordiales.
-Espero veros muy pronto.- recalcó Helya aguantando el duelo de miradas con Xeil.
-Que no te quepa duda.- respondió igual de contundente.
-¡Nos vemos, Dalia, Xeil!- se despidió Calya sin percibir nada extraño.
-Adiós, Xeil.- dijo Helya sonriendo con unos ojos burlones.
Cuando pasaron por delante suyo, Helya sacó la llave de su bolsillo y hábilmente la metió en el del uniforme de Xeil. En cuanto las hermanas se habían alejado varios metros, el joven suspiró aliviado. Habían recuperado la llave, pero ahora tenían una nueva preocupación; alguien sabía de sus planes y no podían confiar en que no les delatase.
-¿Qué vamos a hacer ahora, Xeil?- le preguntó Dalia arrugando las cejas.
-Parece que no nos queda otra opción...
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Elementales
FantasyEn el mundo de Asheya, la paz aparente entre los Elementales y los Alquimistas está a punto de desmoronarse. Siglos atrás, estos dos poderosos grupos se encontraron en una guerra devastadora que dejó cicatrices en la memoria de todos, convirtiéndose...