La clase quedó sumida en un absoluto mutismo. Todos los elementales de Agua se encontraban de pie frente a unos atriles en el aula. Estaban dispuestos en un círculo y en medio de ellos, frente a una somera fuente redonda que brillaba con luz celeste, Lubvia daba su lección. Los estudiantes se concentraron en cómo la profesora Silvore ejecutaba la técnica de invocación. La creación de un elemento era de lejos el ejercicio más complejo, difícil y fatigoso, mucho más que cualquier control o encantamiento de algo material ya existente.
-Prestad atención. Este ejercicio requiere seguridad, aguante y un dominio muy severo del agua.- explicaba Lubvia después de haber creado y formado una perfecta esfera líquida. Rotaba delicadamente sin tocar la palma de su mano hasta que relajó los dedos y la muñeca y la esfera desapareció.- Recordad que la invocación irá consumiendo vuestra energía hasta que la hagáis desaparecer. De igual manera, el agua menguará a medida que os estéis quedando sin fuerzas.
Las miradas de los estudiantes parecían más de incredulidad que de admiración. La facilidad con la que la Maestra del Agua había creado agua delante de sus narices en segundos y dominado de una forma tan refinada les dejó a todos boquiabiertos. A todos, menos a Neela. Ya estaba acostumbrada a ver la virtuosidad de su madre en los veranos que se veía obligada a practicar con ella, siendo angustiosamente supervisada en cada uno de sus avances.
-¿Alguna pregunta?- preguntó Lubvia recolocándose las gafas con el índice. Ningún estudiante se pronunció.-Bien, entonces es vuestro turno. Os podéis ayudar de los cuencos que tenéis delante. Intentad llenarlos primero, mantened la concentración y cuando logréis estabilizar el elemento, moldeadlo. Imaginad que estáis condensando la humedad del aire. Adelante.
Los alumnos procedieron con el ejercicio, pero la mayoría se quedó en el intento. Pocos conseguían formar unas gotas dentro del cuenco, como Dalia. Otros más habilidosos llenaban medio cuenco, pero la forma del agua era agitada e indomable. Los dos más aventajados de la clase consiguieron colmar el recipiente, sin embargo agotaron todas sus energías en ello y quedaron exhaustos como para formar la esfera.
Neela suspiró de mala gana. Si su madre no hubiese sido la profesora, habría podido al menos fingir que le costaba, al igual que a todos los demás. Le incomodaba sentir la mirada de su madre esperando que destacase sobre el resto. Llenó sus pulmones de aire y se concentró para terminar lo antes posible.
No usó el cuenco. Juntó sus dos manos dejando un hueco entre ellas y a medida que las separaba se agrandaba la gota de agua había formado. En pocos segundos y sin fatiga alguna, consiguió completar la práctica con una esfera un poco más grande que la de su madre.
-Excelente, Neela.- se acercó a ella y posó una mano sobre su hombro. A una distancia en la que sólo ella, o como mucho Dalia desde el atril contiguo, pudiera oírle, le susurró.
-Aunque a estas alturas ya deberías ser capaz de hacerlo con una sola mano.
Neela evaporó la esfera en cuanto tuvo su calificación. Ya tenía las miradas inquisitivas de los demás compañeros clavadas en ella. Cuando Lubvia se alejó, se centró en ayudar a su mejor amiga con el ejercicio. Por mucho que le aconsejase, Dalia no conseguía siquiera llenar un tercio del cuenco. Neela pudo notarla inquieta. Imaginó que también le había intimidado la soltura con la que ella misma lo logró y trató de calmarla.
-Tranquila. Es el primer día que nos enseñan esto, no te agobies.- le cedió una cálida sonrisa.
-Lo sé. No debería preocuparme, pero... ¡Agh! Mira esto, el cuenco apenas está húmedo.
Aunque no lo expresase, a Neela le entristeció profundamente la mirada derrotista de su amiga. Aún sabiendo que Dalia no era una alumna brillante, no quería que se rindiera tan pronto.

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Elementales
FantasyEn el mundo de Asheya, la paz aparente entre los Elementales y los Alquimistas está a punto de desmoronarse. Siglos atrás, estos dos poderosos grupos se encontraron en una guerra devastadora que dejó cicatrices en la memoria de todos, convirtiéndose...