CARMEN
Hace tres semanas que operaron a mi marido y no ha querido ver nada. Desde que le quitaron los parches el tercer día, se puso unos nuevos y se ha negado a comprobar si puede ver algo para saber si tiene que someterse a otra operación o no.
Como no puede ir a trabajar al spa, hemos almorzado con toda la familia los sábados y su abuela me ha explicado que para él es un gran cambio y que le permita acostumbrarse poco a poco.
A mí también me produce un poco de ansiedad pensar en lo que ocurrirá si mi marido puede ver. Quizás le cambie el carácter o no me encuentre atractiva, aun así, no le digo nada para no aumentarle la carga que ya lleva a sus espaldas.
El doctorado me ha venido bien para mantener la mente ocupada, aunque mi marido está peor que yo y, aunque intenta no hacer esfuerzos, al menos el médico le dejó tener relaciones conmigo, porque las primeras dos semanas estaba que se subía por las paredes.
—¿Qué haces despierta tan temprano, bonica? —me pregunta Guillermo al escucharme llegar a la cocina.
—No podía dormir más, anoche nos acostamos demasiado temprano —le quito importancia a mi falta de sueño.
—Estoy preparándote el desayuno para llevártelo a la cama —me dice antes de darme un beso en los labios.
—Eso tendría que hacerlo yo, tú eres al que hay que cuidar —le respondo después de profundizar el beso.
—Se supone que hoy me dan el alta y, aunque me recomienden que no vaya al spa hasta el fin de semana que viene, podría ir incluso a la piscina —me dice orgulloso.
—No entiendo cómo puedes levantarte tan temprano todos los días para ir a nadar —le digo mientras le quito la camiseta, últimamente tengo las hormonas fatal.
—Mejor será que el desayuno lo dejemos para más tarde —me dice mi marido al perderse su mano entre mis piernas.
Yo lo dejo, porque estoy más necesitada que él, hasta que Guillermo opina que los vecinos pueden escuchar mis gemidos y me lleva a nuestra habitación, que está insonorizada.
—Espérame para corrernos juntos, Carmen —me dice mi marido y sé que va a hacer lo posible para que no pueda cumplir lo que me pide.
Echaba de menos estos juegos suyos. Me gusta que me haga el amor, pero también que me vuelva loca de vez en cuando.
—¿Por qué nunca me haces caso? Hoy voy a castigarte de otra forma —me dice al levantarse de la cama e ir a buscar algo a la mesa donde tiene el portátil y yo tengo mis libros de la facultad.
—¿Qué es eso? —le pregunto al ver que lo que tiene en la mano comienza a hacer un zumbido.
—No tienes derecho a preguntar, porque no has hecho lo que te he pedido, sin embargo, te lo voy a decir de todas formas: es un vibrador anal. Después de la sorpresa que me diste el día de mi cumpleaños, he pensado que aún nos quedan muchas cosas por probar juntos y hoy, como castigo, voy a darte unos azotes, pero con este vibrador en el culo —me dice antes de sentarse y hacerme una señal para que me siente como sé que le gusta que lo haga cuando me da unas nalgadas.
Estoy excitada, pero también muy nerviosa. Nunca he hecho algo así y seguro que la primera vez duele.
Al principio, solo me pasa el dedo por el orificio y luego lo repite, pero poniéndome crema, lo que hace más fácil que le entre el primer dedo y luego el segundo. Para cuando me mete el vibrador, ya yo estoy gimiendo otra vez.
—Te voy a dar seis azotes, Carmen. Son un castigo, no lo olvides, por lo que no quiero que te corras. Si no te follaré la boca contigo de rodillas ¿Me has entendido?
![](https://img.wattpad.com/cover/353346151-288-k157493.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¡VOY CIEGO! - TERMINADO
Storie d'amoreElla llama la atención a simple vista y él... A él no le afecta porque va ciego, pero no de Ginebra, es invidente. ¿Amor a primera vista? Intuís mal. Carmen está aburrida de los chicos que intentan salir con ella como si fuese un trofeo, hasta que c...