Estaba siendo irrazonable, pero odiaba que le mintiesen en la cara y Shen Qingqiu, con su impoluta y falsa magnicida, era lo último que necesitaba para calmar su mente, enturbiada de recuerdos de un pasado en el que su Shizun encarnaba la envidiaba. El odio. La rabia. El constante que servía de aliciente para su venganza.
"Pero, entonces, ¿por qué el otro...?"
Huyó, apartando cualquier pensamiento que pusiera en duda sus razones, corriendo tan lejos como sus piernas se lo permitían. Ciego. Lagrimoso. Perseguido por la sensación de irrealidad que solía precederle desde que había regresado a ese terrible punto de su vida, en el que todavía era nadie.
Dispersado como estaba, se sacudió con violencia cuándo notó que alguien lo interceptaba para envolverlo en un fuerte abrazo. "¿Hasta qué punto no vas a entender que justo ahora no me interesa tenerte cerca?" Iba a gritar de nuevo, pero, para su sorpresa, se trataba de la figura adolescente de Ning Yingying, que cayó ante su empujón.
—Ah-Luo, Ah-Luo —sollozó con la confusión impregnando su semblante tembloroso.
—¿Cómo es que estás aquí? —preguntó. No es Shen Qingqiu, pensó para sí. "Soy idiota, ¿por qué ése escoria correría detrás de mí?" Por alguna razón, su estómago se hizo un nudo. Se cabreó mucho más.
—Ah-Luo, ¿dónde está Shizun? —Se mordió los labios, nerviosa—. ¿Acaso te pidió que corrieras y ahora él está herido?
—No, Shizun está bien. —Cambió a una expresión más afable mientras le hablaba con una calma que no sentía—. Es solo que estoy herido —Se tocó la herida que Shen Qingqiu le había hecho antes—, y Shizun me mandó a que me aplicase medicina. Ning-shije, ¿por qué estás así? ¿Fuiste lastimada tú también?
—Ning-shije... Ning-shije estaba preocupada —susurró—. Shizun reprendió a Ming Fa, y amenazó con castigarlo duramente en cuánto volviéramos a la Montaña. Luego reunió a un grupo de discípulos y les dio indicaciones para la búsqueda del demonio desollador. No obstante, se trataba de una mentira —gesticuló con las manos— para despistar. A mí me confesó sus verdaderas sospechas. Me prometió que se encargaría, dándome instrucciones específicas de mantenerme alejada; pero ésta Ning-shije no pudo evitar desobedecer, angustiada como se encontrada. ¡Oh! ¡Ah-Luo, todo esto ha sido culpa mía! —Se lanzó a abrazarlo, rompiendo a llorar.
"¿Él vino a salvarme específicamente a mí?" Luo Binghe arrugó el ceño. Medicina que le había entregado. Hojas que lo habían defendido. Un carruaje compartido. ¿Por qué tenía que hacer eso? ¿Por qué se contradecían sus acciones? Era innegable que Shen Qingqiu lo aborrecía tanto como a los demonios menores que eliminaba henchido de orgullo, pero...
Un toque amable. Una voz atenta. Un cuidado dulce. ¿Qué le veía como para haberlo rechazado? Era inaceptable.
Ning Yingying se dejaba ir en llanto con la cabeza apoyaba cerca de su pecho, brazos que le estrujaban como si no pusiese dejarle ir y, sin embargo, la escena se le antojaba tan surrealista como los fantasmas que pululaban dentro de su mente. No es que no lo agradeciera, pero se sentía sobrecargado de mucha información nueva para un solo día. Imposible de digerir específicamente para ese día también.
Ning Yingying puso distancia, y alzó el rostro para seguir parloteando con la energía y la entrega que solo podía dedicar como la dulce jovencita como llegaba a ser en ocasiones —cuando no actuaba como una caprichosa—.
Sin embargo, su mirada se detuvo en algo tras su espalda, y con ojos brillosos, llamó:
—¡Shizun! —Se soltó de sus brazos para correr hacia Shen Qingqiu, que debía de estar dirigiéndose hacia ellos.
—Ning Yingying, ¿acaso no te advertí sobre lo peligroso que era que te acercarás? —Le escuchó decir.
—Pero Shizun —suplicó—. ¡Está pequeña shimei estaba demasiado angustiada!
—Mis órdenes fueron claras. —No cedió—, y por si faltase más, ¿acaso no te tengo dicho que no intimes tan descaradamente con Luo Binghe? No solo te dejas mal a ti misma como mujer, sino que haces que pierda la cara como tu Shizun, ridiculizándome de esa manera frente a otros. Las costumbres desvergonzadas que adquieres en privado, pueden ser repetidas por ti accidentalmente en situaciones inapropiadas, ¿y entonces que dirán otros? Que Shizun deja que su única discípula femenina ande a su aire, lanzándose de lleno a los brazos de otros discípulos, y apachurrándose contra ellos como toda una exhibicionista —ladró con furia.
—Shi-shizun —titubeó. "¿Desde cuándo le habla así?", pensó Luo Binghe.
—Ahora ve directamente con los otros shixiong —demandó—, ha sido suficiente por ahora.
—¡Shi...!
—¡Ahora! —se exasperó—. No me hagas replantearme la suavidad con la que te he tratado siempre.
Se mantuvo en el piso, con una expresión sombría. Sintió a Ning Yingying corriendo para alejarse. Ninguno de los dos intercambió una palabra.
—Shizun. —Saboreó el término—. Shizun —Intento de nuevo, probando experimentalmente. Tal como lo había hecho con el «Shen Qingqiu» de ese otro mundo.
—¿Hum?
—No es nada —suspiró—. Solo quería ver que se sentía llamarte significativamente de esa manera.
—No me tutees —le reprendió Shen Qingqiu, afilando su tono—. Por lo que veo, eres tan cabeza dura que simplemente castigarte no es suficiente. ¿Hace cuánto que sigues desafiándome continuamente? —Lo escuchaba acercándose—. Pero, en fin, ya me encargaré de ti también cuando estemos devuelta en la Cumbre Qing Jing
"Prácticamente tenemos la misma edad".
—Shizun tiene razón. —Se levantó, dejándole espacio respetuosamente para seguirlo—. Pero, si este discípulo puede ser tan atrevido como para preguntar...
—Imagino que la shimei ya te lo contó. Entonces, ¿quieres saber por qué ocultó Shizun a los otros shixiong la identidad del demonio desollador?
—No. —No lo pensó ni un momento—. Lo que éste discípulo quiere saber es... Hace mucho tiempo que soy consciente de la forma en la que Shizun me mira y en la que Shizun me trata, entonces, ¿por qué? ¿Qué gracia tiene en que Shizun se arriesgara para venir a salvarme? —Lo miró de reojo, esperando por una reacción que dejase al descubierto las fisuras de su verdadero carácter—. Para mí sería un honor ser sacrificado por Shizun y por la Secta.
Shen Qingqiu abrió ligeramente los ojos.
—Eres mi responsabilidad —respondió, pasados unos segundos. Luego, se sacó un cuaderno de la manga, y lo extendió hacia él, entregándoselo.
—¿Por qué Shizun le está dando a este discípulo un manual completamente diferente? —Había incertidumbre detrás de sus dudas.
—Lo estuve meditando, pero demostraste habilidad en rescatar a tu shidi del demonio desollador —explicó, con las manos detrás de su espalda—. Eres... —se detuvo— tu constitución es diferente a la de los otros shixiong, y no creí que cultivarte empleando los métodos normales fuese bueno para tu desarrollo.
¿Tú...? ¿No habías incitado a Ming Fa a darme un manual de cultivación falso?
Shen Qingqiu aceleró el paso para adelantarse, como queriendo decir: "ha sido todo por ahora" o "no más preguntas". Luo Binghe pensó en su antiguo manual mientras sostenía con ambas manos el que su Shizun acababa de darle.
Pensó en su pasado, y en cómo había descubierto que el objetivo prefijado era que tuviese una muerte horrorosa tras haberse desangrado por los siete orificios de la cabeza, con las extremidades y la testa quebradas.
"¿A no ser qué...?" Un escalofrió le recorrió la espalda, contrastando con una ligera opresión en el pecho.
Hubiese preferido simplemente ser asesinado por el demonio desollador.
Nota:
Gracias por leerme, los leo<3
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Peligrosos anhelos © | #PGP2024
FanfictionLuo Binghe creía que lo tenía todo: el completo dominio sobre el reino humano y demoníaco, un harem de más de trecientas esposas y, sobre todo, su venganza contra la escoria de Shen Qingqiu. No obstante, tras un incidente en el que termina por error...