Capitulo 3:La lucha del libertador

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-¡Gilgamesh esta sangrando!.
-"¿Como es posible?, ¿como lo hizo ese humano", nadie me había hecho sangrar en mucho tiempo, un anciano no puede hacer eso"- Gilgamesh estaba perplejo ante esta situación mientras se cubría la herida de su mano sangrante, y al ver al humano este se veía diferente tenia una mirada penetrante y seria que hiso temblar al dios. Los humanos celebraban por que Hidalgo hubiera hecho el primer daño.
-"¿Por qué se comparta haci Brunilda con ese extraño?, nunca la había visto volver a sonreír". ¡Ya dime hermana, ¿por que escogiste a Hidalgo y quien rayos es ese tipo?!.
-Goll disculpa, el es Elías, es uno de los guerreros que escogí, un profeta.
-Un ¿profeta?, ¡de todos los humanos que podías escoger, escogiste a un profeta!.
-Hermana compórtate, si pude escoger a un guerrero o a un asesino serial, pero al humano que ves aquí es realmente jodidamente fuerte.
-¿Jodidamente fuerte?, enserió hermana no me estas engañando.
-Porque te debería de engañar en una situación como esta.
-Tienes razón, pero no has respondido mi otra pregunta.
Y fue cuando Elías le explicó su pregunta a Goll, mientras iban a mirar la pelea. Resulta que el y Hidalgo fueron escogidos por Brunilda al conocer sus historias en los anteriores meses, ya que ambos servian a un dios muy conocido en todo el mundo, y al buscarlos los encontró un lugar que no se podía entrar sin autorización por alguien, y al ver su potencial y valor los escogió para llevarlos al Ragnarok, esto confundió mucho más a Goll pero preferio permanecer callada y ver la continuación de la batalla.
Heimdall, esta sorprendido al mirar la escena que sucedía en la arena. Hidalgo, había logrado acertar con exactitud su ataque, mientras miraba sosteniendo su espada manchada con algo de la sangre de Gilgamesh, por un momento creyó que podía acertar su ataque, pero al ver que lo había logrado inmediatamente agradeció a su dios en el interior, mientras besaba con delicadeza su crucifijo en la mano. Este acción la vio el dios interpretando que su oponente se estaba burlando de él, lo que hiso que dejara de temblar mientras se levantaba como si nada, dejando de importarle su herida y mientras su rival estaba distraído preparo otro ataque y cuando lo realizó Hidalgo volvió a estar en guardia, esquivando el ataque de milagro, posicionándose detrás del titan le golpeó en la espalda con el pomo de la espada sin causarle daño llamando la atención del dios con un ataque en camino pero eso era la intención, bloqueando el ataque con el filo de la espada. Los dioses estaban maravillados al ver la voluntad del humano peleando sin ningun miedo aparente contra alguien que nunca pudo ser detenido por los dioses superiores.
-¡HIDALGO ACABA DE ESQUIVAR OTRA VEZ, BLOQUEANDO TAMBIÉN EL PUÑO DEL DIOS, ESTO ES IMPRESIONANTE!!!!!!- Heimdall no lo podía creer lo que presenciaba, de alguna forma esto le parecía hermoso al igual que los demás aunque les costará admitirlo.
-Maldito humano decrépito como te atreves a resistirte ante mi gran poder, no sabes que yo soy superior ante ti miserable, yo soy un ¡DIOS!. Estas palabras no las soporto Hidalgo, haciendo que su cometido lo terminará de una vez, levantando con rapidez hacia la cabeza su espada destruyendo el amuleto dañado. A este ataque Gilgamesh reacciono a buen momento, por poco perdiendo su vida, mientras sentía como su corazón se aceleraba a gran velocidad.
-"Maldito humano, no se ha dejado golpear, esto no lo puedo permitir"- al mirar su amuleto se percato que estaba destruido, y al pensar que como lo había hecho recordó la vez que le corto, lo comprendio todo de inmediato, frustrandose por eso.
En las gradas del panteón griego Zeus y Hermes analizaban con detenimiento la batalla.
-El humano acaba de destruir uno de los tesoros divinos de Gilgamesh sin que el se diera cuenta- Dijo Hermes, con admiración al ver con detallez la batalla.
-Se ve que el humano tiene mucha determinación en el combate, no se supone que en vida fue un simple cura ese tipo, entonces como esque se ve tan concentrado en la batalla, no tiene sentido.- opino Zeus con un interés demasiado grande y curioso a la vez.
-No lo se padre Zeus, pero debo de admitir que los humanos me han sorprendido - le respondió Hermes con mucha franqueza, depronto sintió en su bolsillo un vibar dentro y al ver que era se lo mostró a Zeus-señor mire esto, la lista de los peleadores se ha revelado por fin.
-A ver Hermes, hmmm, jo, jo, jo esto va a ponerse muy interesante, jajajaja.
Todos los dioses empezaron a recibir la lista impresionandose al verla, incluyendo a Heimdall.
Y al recibirla Brunilda también se quedó impresionada al verla, enseñándoles a Goll y Elías. Los representantes de los dioses eran los siguientes: Odín, Hera, Shiva, Vammatar, Poseidon, Ares, Belcebu, Dioniso, Apolo, Afrodita, Artemisa, Cthulu y Gilgamesh quien estaba luchando. De los humanos estaban los siguientes: Hua Mulan, Vlad el Empalador, Pancho Villa, Elías, Alejandro Magno, Miguel Hidalgo quien estaba luchando, Adolf Hitler, Juana de Arco, Gabriel Amorth, Cleopatra, Noé, Nerón y un luchador que no se había revelado su identidad, por algún motivo desconocido.
-¡Oye Gilgamesh deja de estar jugando y acaba con esto ahora!- Le reclamaba el dios supremo sumerio.
-Bravo maestro, demuéstrale a ese idiota que nosotros podemos contra ellos- decía con mucha confianza el alumno de Hidalgo, José Maria Morelos quien durante la guerra de la Independencia el siguió liderando a las tropas insurgentes después de la muerte su maestro, y para Morelos volver a ver a luchar a su maestro lo ponía muy feliz. Ya Gilgamesh estaba arto de que nadie de los suyos lo apoyara en esto y que solo estuvieran quejando y burlando de él.
-"Esto ya es demasiado, no me dejaré humillar ante este humano" Oye tu como te atreves a destruir mis amuletos si sabes que te costará muy caro no- Pero el humano no le respondió solo se le quedó mirando a los ojos -Tu nombre es Miguel, verdad dime entonces ¿por que te atreves a luchar en este combate?, si sabemos muy bien que aquí solo uno de nosotros logrará retirarse de la arena.
-Sabía que me preguntarias eso, y la respuesta es muy sencilla pero no pienso en decírtelo, maldito ¡DIOS IMPOSTOR!.
-"No me esperaba esto de ti humano mediocre, te vas a arrepentir de esto"- decía en su mente, mientras iba intentar de nuevo realizar el mismo ataque otra vez. La valquiria Rangridz se empezaba a preocupar de lo que le dijo Hidalgo a Gilgamesh ya que el no le gusta que lo insulten ni un poco.
-"Miguel no devistes insultar a Gilgamesh el se pone de muy mal humor si lo hacen" - Le comentaba en la mente de Hidalgo. -No te preocupes Rangridz, no le arrepiento de haberlo insultado, no voy a dejar que se salga con la suya ese niño mimado.
-Te vas arrepentir humano. Y luego cambio su ataque a la mano izquierda haciendo que sus muñequeras embezaran a brillar como las chispas de una antorcha al prenderse.
Mientras Heimdall y los demas dioses sumerios empezaron a dudar si Gilgamesh haría un ataque que no había usado en milenios en un combate, ese ataque se llamaba "Puño llameante de Enkidu".
-"Esto no puede ser, va realizar ese ataque"- Miguel respondió a su valquiria: -¿Cual ese ataque? Rangridz - -el ataque se llama "Puño llameante de Enkidu", debes de esquivarlo de inmediato-
-Prepárate ¡MALDITO HUMANO!
Y en unos 2 segundos Gilgamesh realizo su ataque y Hidalgo solo esquivó el ataque y al ver el daño que hizo Gilgamesh solo vio un cráter muy profundo y la mano de su oponente quemada.
-Con que volviste a esquivarme humano.
-"Ese ataque es impresionante pero peligroso" Y como hiciste eso Gilga.
-"Me dijo Gilga, maldito no dejaré que llames por un apodo"
En esta pelea nadie parpadeaba.
-Hermana, ¿por que esos amuletos son muy importantes para Gilgamesh?
-Si quieres yo te lo digo pequeña Goll, esas muñequeras que tiene Gilgamesh son un regalo de su viejo amigo Enkidu, una criatura parecida al minotauro, esas muñequeras dirigen la fuerza divina del portador para poder evitar una catástrofe, convirtiendo esa energía en una menos peligrosa.
-"Miguel destruiste el amuleto enfrente de el, ahora ya sabrá que vas a hacer"
-Perdón Rangridz, pero se como destruir el otro sin que se de cuenta, confía en mi- Se puso en guardia, cambio su postura y con fuerza agarro su espada mientras analizaba el terreno y a su contrincante preparando sus defensas y ataques para cualquier situación.
Desde Miguel estuvo en el mundo de los humanos aprendió muchas cosas tales como historia, geografía, literatura, gramática, matemáticas, etcétera. El creció en la Nueva España y durante toda su infancia se crío junto a sus hermanos acompañado de su padre y madre, el la amaba muchísimo ella le enseñó la religión católica aunque en su infancia no practicaba esa religión siempre se porto como su madre le había enseñado su madre le enseñaron todos los valores existentes, y el que más le llamo la atención es la igualdad un valor tan importante para el teniendo un gran vinculo con ella, durante toda esa etapa de su vida se dedico solo a jugar y escuchar historias de su madre y eso no duró mucho, un día ella contrajo una enfermedad que la hizo muy delicada y frágil y el no podía hacer nada para ayudarla, el tiempo pasaba y cada vez ella empeoraba cada vez más, hasta que un día ya no pudo muriendo y dejando al pequeño Miguel y a sus hermanos solos con su padre. Los días para el joven Miguel se volvieron infelices se pasaba todo el tiempo en las cosas de su madre ya no quería salir de su casa, las únicas interacciones que tenía era con la servidumbre, el quería hablar con su padre preocupes nunca tuvo tiempo para estar con él, y los meses pasaron y su padre se volvió a casar esto no le pareció bien a Miguel y cuando llegó su madrastra a la familia el solo la ignoraba pasando su tiempo en libros sin ningun amigo con quien pasar su soledad.
-Miguel estas ahí, tu padre quiere que vengas a cenar, Miguel por favor sal.
-¿Qué quieres mujer?.- respondió con mal humor
-Vine a buscarte para cenar.
-Yo ya cene.
-Unas uvas no te van llenar tu estómago, oye ese libro es...
—Mejor lárgate ahora mujer— le respondió con desprecio arrebatando su libro.
—Miguel se que es muy duro, sabes yo no intento reemplazar a tu madre, además creo que si ella estuviera aquí quisiera que me trataras como a ella, solo intento llevarme bien contigo y con tus hermanos, te juro que no reemplazare a tu madre.— Eso hiso reflexionar al pequeño Hidalgo de sus acciones y de cómo la habia tratado.
—Toma mujer, llévale mi libro a mi padre, dile que lo desobedeci.
—Le ¿desobedecistes?
—Si lo hice, padre dice que la literatura es una pérdida de tiempo y que mejor debería estudiar el comercio para poder encargarme luego del necio después de que se retire.
—Miguel tu padre está equivocado, no me gusta que te prive de leer estos grandiosos libros, además también me gusta la literatura.
—¿Enserió?
—Si me encanta, y a ti también se que lo heredastes de tu madre, tus hermanos y hermanas ya no quieren que sigas en el pasado, ten toma— y de un bolso saco un crucifijo— tu madre te  quería dar esto después de su muerte pero tu padre no te lo quiso dar en ese momento, a ella le gustaría que siguieras con tu vida cuidando de todos, bueno si quieres entrar a comer te estaremos esperando, hablaré con tu padre sobre lo de los libros contigo intentaré convencerlo Miguel.— Esas palabras hicieron que cambira al joven, llevándolo a que cuando cumpliera la mayoría de edad se enlistara en el la academia más importante de la Nueva España donde aprendió a dominar todas las técnicas de muerte y defensa con la espada mientras en sus clases era más adoctrinado con la religión católica. Después de terminar la academia se enlisto en el ejército de la corona española de Nueva España.

Shūmatsu no Valkyrie:ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora