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— ¿Cree de veras que

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— ¿Cree de veras que...? —Stella detiene su andar y lo enfrenta. Toma aire y sus ojos de plata brillan con esa luz que adoptan cada vez que habla de medicina. Es pura pasión, entrega, y Primus descubre en ese instante,  que eso le resulta admirable.

—Entiendo que usted desea con todo su corazón que el duque pueda recuperar el habla, y también entiendo el por qué —Su tono es suave y aterciopelado, como él nunca lo había oído antes—. Pero no me agradaría crear falsas expectativas. Esto le sucedió hace casi veinte años y para serle honesta, me tiene intrigada.

—Está diciendo que me estoy dejando esperanzar a causa de la culpa —Los ojos de la doncella se agrandan y la ve dudar apenada ante su afirmación.

Esta mañana cuando la buscó para acompañarla a la consulta de Weiland, lo asombró con una hosca gentileza, y como siempre se ha mostrado tan a la defensiva con él, lo descolocó un poco. Al verla apenada, se sorprende tratando de mantener esa "paz" entre los dos.

—Tiene razón —añade y la sorpresa se manifiesta aún más en las suaves facciones de Stella.

—Está siendo honesto —murmura.

—¿Por qué no lo sería?

Ella lo observa en silencio, y en su rostro desfilan una miríada de impresiones que le son a Primus tan difíciles de identificar. Siempre tan desconcertante para él, lady Stella.

—Bien —articula ella al fin—. No lo hagamos esperar más.

—¿Por qué está haciendo esto? Me resulta difícil entenderla —vuelve a inquirir.

—¿Haciendo qué?

—Tratar de ayudar a Weiland.

—¿Por qué no lo haría?

—Me dejó bien claro ayer que no le agrada —Le recuerda.

—Y le pido perdón si eso fue lo que le dí a entender —Acaso...¿Se está disculpando?¿Habrá tenido una revelación celestial o algo por el estilo?—. No debí juzgar tan a la ligera al duque yo... —Baja la mirada al decir las últimas palabras, haciendo que sea arduo para él salir de la sorpresa, y también no admirar la manera en que sus largas pestañas casi besan su piel al hacerlo—. No soy así, y no es que no me agrade el duque, es que cuando se trata de mi familia me pongo a la defensiva.

Y no la culpa por eso, entiende su punto.

—No le puedo pedir que me comprenda, solo prometerle que haré mi mejor esfuerzo por no comportarme de esa manera en el futuro. He hecho todo para que piense lo peor de mí y también me disculpo por ello —culmina Stella.

«¿Pero qué le sucede?»piensa él mientras pestañea varias veces, como si tratara de asegurarse que esto está teniendo lugar.

Lady Stella se comporta... gentil. No sabe si creerle o no, pero al poner en una balanza todo lo que ha visto aquí en su casa y la manera en que es su familia, diría que esta se inclina hacia lo mejor. Quizás Weiland no está del todo equivocado con respecto a ella.

TENEBRIS . El amor no florece en la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora