Sky: Resiliencia

Capitulo 3

Resilencia.

La cúpula era la parte más alta de de todos los reinos ubicada en la cúspide de la Bóveda del Conocimiento el recinto donde se guardaba todo el conocimiento de todo los reinos de Sky en todos los milenios de existencia conocida.
Carlos era el dirigente de este lugar la bóveda abarcaba todo el reino y dentro, existía todos los súbditos y ayudantes de Carlos que se encargaban de organizar todo el conocimiento y de traer nuevos conocimientos a la bóveda.
La cúpula era la última habitación de tela la bóveda qué abarcaba más de 70 pisos de altura y donde el mismo guardián recidia y juzgaba casos de la gente que no sabia como actuar de forma, justa, ecuánime o imparcial, los casos que atendía venían de todos los reinos y él junto a un séquito de sus seguidores más allegados juzgaban los casos y dictaban las sentencias. En aquel día en la cúpula, Carlos había invitado a uno de sus amigos más cercanos Lefear, pues celebraba su cuadragésimo cumpleaños y había reunido a sus amigos de más larga confianza y amistad todos estaban reunidos en esa parte de la bóveda qué era tan grande que fácilmente podía albergar a más de 300 personas. La música sonaba en el recinto y las mantas, animales hechos de luz dóciles y pacíficos flotaban en los techos brindando un aura pacífica y calmada, algunos de sus invitados bailaban otros charlaban el mismo reía con Lafear en el fondo sentado en un gran trono, al lado Lafear compartía con el una copa de vino y seguido algunos más.

En ese momento se escucha la gran puerta del recinto abrirse de golpe, un muchacho bajo entra corriendo dirigiéndose directamente a Carlos que descompuso su rostro al verlo, una interrupcion en su fiesta era algo inaudito para él. El muchacho cansado llego y se puso a sus pies.

—Mi señor... —Hablo el niño casi sin aliento. —Hombres en las puertas...

–Hombres en tu fiesta Carlos. —Zeven había entrado al recinto con su ropaje negro y su máscara de guerra. Carlos se puso de pie con los ojos abiertos, Lafear dejo caer la copa de su bebida. Carlos era  muy alto y usaba algunos accesorios en su vestimenta qué hacían verlo más alto de lo que era, al levantarse podía observarse como si fuera de casi dos metros de altura, su rostro era frío propio de alguien calculador. Mientras qué Lafear era alguien muy pequeño que daba apariencia de niño tierno, puro e inocente. —Me alegra verlos riendo, disfrutando de un buen vino. —Zeven tomo una copa de vino de uno de los sirvientes qué había quedado a su lado mientras pasaba al centro del recinto, tomo de la copa y retiro su máscara de guerra y bebió. —Que mala educación, entre con mi máscara de guerra pero, me importa poco tu estúpida fiesta.

—Me alegra verte aquí Zeven, con o sin la máscara de guerra.

—No pretendas fingir que te importa, mírate el rostro, solo reflejas rabia, impotencia y temor.

—¿Temor? Eres parte de mi como yo de ti porque le tendría temor a mi propia familia.

—Porque rompiste los lazos de familia que nos unían, por eso te encierras aquí donde te sientes omnipotente, aquí donde los rumores de mi están tan lejos de ti que no parecen reales, pero estoy aquí Guardián del Conocimiento o... En tu caso sería Guardián de las mentiras. —La mirada despectiva de Zeven y sus palabras hicieron estallar la rabia en Carlos que tomo de su espalda el gran escudo de la Conciencia. El escudo era de un matiz blanco perla grabado con magia antigua y poder de luz en estado puro, una de las reliquias más antiguas de todos los reinos.

—Ya basta, qué es esto Zeven, ¿Qué haces aquí? Hemos cumplido nuestra palabra y nos hemos mantenido lejos de ti y de tu reino a que se debe que el Rey del Bosque viaje tantos kilómetros para no celebrar el cumpleaños de su hermano. –La risa de Zeven suena estruendosa en el recinto.

—Lafear, El Amor del Valle eres el más indigno de todos los presentes de abrir la boca.

—Eres nuestro hermano Zeven, la enemistad la traes solo tu.