CAPITULO 6

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—Estos días que hemos estado aquí en tu castillo, me has cautivado Zeven, tus detalles, regalos, canciones y poesía han sido tan cautivadoras para mi como esa maldad que veo en tus ojos en ocasiones acaso ¿Soy malvada también?

—Ni tu ni yo somos malvados yo libero a este mundo de una cárcel hecha De mentiras que crearon y donde encerraron a todos los habitantes de estos reinos, tu y yo somos visionarios tu porque abriste los ojos conmigo y yo porque siempre vi la verdad pero no la quería aceptar.

—Entiendo, si de verdad quieres que te acompañe en este camino entonces aceptare ser tu esposa y tu compañera. —Aurax tomo el rostro de Zeven en sus manos y mirándolo a los ojos continuó. —Estaré en tu camino aunque este manchado de sangre, si mueres ciertamente yo llegare hasta el final y cumplimiento de tus sueños si yo muero no te detengas por mi y yo muero espero que tu puedas seguir tu camino pues soy de ti y tu de mi.

—Soy de ti y tu de mi, te protejere con mis propias manos el resto de nuestras vidas, no te faltara nada y tendrás un hombre para ti cuando lo necesites, estaré para ti y tomaré tu mano para guiarte seré tu apoyo y protector de tus convicciones.

Con estas palabras Aurax y Zeven cerraron con un beso sus votos. Luego Zeven tomo la mano de Aurax y la llevo a la sala donde se habían visto por primera vez una vez allí frente a los tronos Zeven se detuvo y hablo mirando al fondo detrás de los tronos.

—Zatheck.

Llamo Zeven y en la profunda oscuridad que había detrás de los tronos dos ojos se abrieron de un naranja tan oscuro como las llamas mismas del infierno con el iris rasgados, se veían a una altura baja pero en la oscuridad fueron subiendo hasta alcanzar una altura bastante considerable, Aurax solo notaba los ojos moviendose pues no lograba distinguir que criatura era la gran bestia puso una pata al lado de uno de los tronos grandes guerras negras como abosidiana sobresalian de la pata, escamas negras y brillantes como acero recién pulido la bestia azoma la cabeza de la gran oscuridad cuando cae un trueno qué ilumina la gran sala dejando ver al gran dragón negro de ojos en llamas musculoso imponente dos cuernos sobre su cabeza escamas negras diente como espadas afiladas en su pecho brillaba una pequeña luz naranja representativa del gran poder de llamas del dragón, miraba a Zeven y luego a Aurax como escudriñandolos a ambos y luego haciendo una leve reverencia a Zeven, resoplo y un hilo de humo brotó de sus fosas.

—Zahteck quiero que bendigas mi unión con Aurax, lo he pensado bien y quiero que me acompañe en mi camino y en mi vida si pudieras darnos tu bendición sería perfecto para mi.

Zahteck el dragón emitió una suave brisa caliente de su boca bendiciendo la unión de Aurax y Zeven luego de este gesto miro a Zeven con sus grandes ojos del color de las llamas Zeven extendió su mano y Zahteck coloco el morro de su cabeza en ella de inmediato Zeven escucho los pensamiento del gran dragón en su mente pero no dijo nada, solo se alejo, tomo la mano de Aurax la aparto a un lado de la gran sala y el gran dragón salio de la total oscuridad sobre sus cuatro patas dejando ver sus enormes alas luego el dragón se coloco sobre su pecho dejando que Zeven y Aurax subieran a su lomo.

—Hemos volado toda nuestra vida con nuestras capas Aurax pero jamás hemos volado sobre estas magníficas bestias, te aseguro que es una experiencia única. —Zeven le tendió la mano a la doncella para que subiera con él. —Sujetate fuerte de mi.

Ella se sujeto y al instante la gran cúpula de la sala comenzó a abrirse en dos dejando que la lluvia callera sobre ellos el Dragón miró hacia el cielo con los ojos cerrados como agradeciendo la lluvia qué caía sobre el y de un brinco y un aleteo salio disparado al cielo llegando a las nubes y atravesandolas hasta llegar a estar sobre las nubes a pesar de que todos en los reinos podían volar pocos podían volar tan alto y por eso volar sobre el dragón era un experiencia nueva para Aurax pues podían ver lo grande que era su mundo.
Se mantuvieron en vuelo por al rededor de una hora cuando el dragón de Zeven comenzó a descender.

—¿Por que bajamos? —Pregunto Aurax.

—Estamos cerca.

Al bajar Aurax reconoció su reino las tropas de Zeven estaban en el límite de su reino y el gran dragón sobrevolaba las ciudades de su reino, logró ver la mirada de uno de sus habitantes al ver a la gran criatura con sus alas extendidas qué proyectaban una gran sombra los habitantes se asustaron pero finalmente llegaron al castillo de Aurax donde Orf esperaba a Zeven el gran dragón aterrizó en la entrada ahí esperaba el séquito de Aurax junto a Orf y algunos de los ancianos del reino.

—Aurax, ¿Que significa esto? —Aurax bajo de Zahteck de forma solemne y respondió:

«—Me uní con Zeven en matrimonio para salvaguardar a mi reino, me entregue por salvarlos pero también por amor, porque Zeven abrió mis ojos y me hizo ver que lo que hace no es malo si no no nos oponemos me dejo conservar el liderazgo del reino y ayudarnos a mejorar abrió las fronteras con su reino así que ya esta tomada la decisión ustedes la respetarán y obedeceran a mi nuevo esposo.—»

Aurax había hablando con tal firmeza y convicción que los ancianos y los presentes no refutaron una palabra de lo que dijo y solo se apartaron para que ella pudiera entrar. Aurax extendió una mano a Zeven para que entraran juntos de la mano a su castillo pero Zeven le indico que le diera un momento con un gesto y se acercó a Orf.

—Inicia los preparativos Orf para el siguiente reino y recuerda, una de esas mantas enormes de las que vimos al llegar a este reino debe servir para cargar la maquina capturénla por la noche sin armar tanto revuelo y llévenla al bosque.

—Si mi señor.

—Y una cosa más, que mis tropas avancen por el reino quiero verlas ya sobre el reino del Valle.

—Ya están marchando Zeven di la orden al mensajero cuando Zahteck toco esta tierra.

Zeven se retiro y tomo la mano de Aurax qué seguía esperando mientras coloco su máscara de lobo sobre su rostro con cortesía tomo las manos de los ancianos qué le daban la bienvenida y se inclinaban ante él.

Aurax y Zeven estaban sentados en dos tronos en el gran salón de fiesta del reino un lugar abierto y amplio con una gran pista de baile redonda en el centro hecha de marfil blanco la rodeaban columnas hermosas y la banda de músicos tocaban la celebración por la boda de Aurax se estaba llevando a cabo y todos miraban a Zeven con recelo, mientras Aurax conversaba con sus amigas de lo que había pasado en el reino del bosque.
Orf había llegado al salón que atravesó caminando hasta acercarse a Zeven.

—Mi señor creí que sería bueno qué supiera que las tropas están cerca del reino del Valle pero me reportan una cosa.

—¿Que cosa?

—Hay un gran ejercito de máquinas en el limite del reino del Valle hay miles y cientos de miles y una cosa más. —Zeven miro lo que Orf le entregaba y lo tomo con sus manos una gran piedra oscura de gran tamaño brillaba azul como el mar y se notaba que la carga que tenia era de luz pura. —Uno de nuestros exploradores retiro esta pieza de una de las maquinas, a duras sobrevivió pero dice que no son nada fáciles de detener. —Zeven admiro la piedra que tenia en sus manos.

—¿Sabes que significa esta piedra? —Dijo Zeven. —Esto es muestra de que Lucent no mantuvo solo un secreto esa bóveda esta llena de mentiras y de secretos, trae de inmediato al explorador que derribo a la máquina y ordena a mis tropas que no se acerquen tanto al límite, es hora de que Lucent y Lafear observen el poder de Zahteck.

Sky: ResilienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora