Capítulo 4

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Leila

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Leila

Me desperté ya que la luz del sol no me dejaba dormir más.

Eran las 7:00 am. Ni 1 hora habíamos dormido.

Maldecí y me quise levantar a cerrar la persiana, pero un cuerpo aferrado al mío me lo impedía.

Gavi estaba acostado sobre mi, con sus manos sobre mi cadera dentro de la camiseta que llevaba y su cabeza entre mis tetas.

Cuando me quise mover, más se aferraba a mí.

-Pablo- le dije bajito- va que entra mucha luz.

-Hmmm- gruñó y yo me reí.

-Déjame levantarme a cerrar la persiana para poder seguir durmiendo- le dije.

Y en vez de quitarse de encima de mi para yo poder pasar, se levantó él, cerró la persiana de mala gana y se tumbó otra vez en la misma posición, metiendo sus manos por mi camiseta y dejando pequeñas caricias.

Tenían entreno por la tarde así que podían aprovechar la mañana como quisieran. Y por lo visto él la iba a aprovechar durmiendo.

-Hazme cosquillitas- dijo como un bebé- porfa- dijo de nuevo.

Yo comencé a acariciar su pelo y su cuello apretando un poco mis uñas. En un movimiento se posiciona más arriba, concretamente en mi cuello.
Su boca quedó sobre mi lunar el cual tenía en el lado izquierdo del cuello y él con su nariz me dejaba pequeñas caricias allí.

Lo hacía para que le hiciera cosquillas en la espalda.

No se en que momento nos quedamos ambos dormidos de nuevo.

Gavi

El teléfono de la habitación no dejaba de sonar y yo estaba muy agusto en la posición en la que estaba dormido. Abrazando a Leila por detrás, en cucharita.

Sin más remedio cogí el teléfono y atendí.

-¿Quién es?- dije.

-Gavi chacho, ¿estás vivo?- dijo Pedri desde la otra línea- ¿vas a bajar a desayunar?

-Joder illo, vaya manera de tocar los cojones, hermano, son las 10 de la mañana, llegamos ayer a las 6, ¿tu crees que tengo hambre?- le dije- el buffet está abierto hasta las 12:30, ya bajaré- Pedri me dijo que vale y colgué.

Me quedé boca arriba con el brazo izquierdo bajo mi cabeza y con el brazo derecho estirado.
En eso Leila se movió, y se acurrucó a mi, entendí que tenía frío así que cogí la sábana, nos la eche por encima y la acurruqué aún más a mi.

-¿Quién era?- me dijo con la voz de dormida sin abrir los ojos.

-Pedri, que si iba a bajar a desayunar- ella asintió y se acurrucó más a mi, a si que puse mi brazo derecho por su espalda llegando a su cadera.

Saque mi brazo izquierdo de debajo de mi cabeza y le subí la pierna derecha sobre las mias.

-Duérmete, aún es temprano- le dije dándole un beso en la cabeza para después apoyar la mía encima de la suya. Ella asintió levemente y al poco tiempo nos dormimos.

Leila

Me levanté en la habitación de Gavi.

Moví mi brazo sobre el lado de la cama y estaba vacía. Me incorporé y me sobé los ojos.

El cuarto de baño estaba apagado, con lo cuál, Gavi, no estaba.

Me levanté de la cama y quise agarrar el móvil hasta que vi una notita pegada en la lamparita de luz.

"Rubia, he bajado a desayunar pero te he dejado durmiendo. Hasta las 12:30 está abierto el comedor para desayunar.
Si bajas y no nos ves a ninguno, vente a la piscina que estaremos ahí.
Att. Gavi"

Genial.

Sola.

En la habitación de Gavi.

Sin ropa de cambio.

Y sin poder entrar a mi habitación.

Me desesperé y fui hacía el bolso de anoche.
Vi la hora en el móvil. Me quedaba tiempo aún para desayunar.
11:30

Me acerqué a mi bolso y empecé a sacar todo para liarme un cigarro.

Una vez que ya lo tenía listo no encontraba el mechero.

Le di la vuelta al bolso y lo tiré encima de la cama para ver si encontraba el mechero.

Lo gracioso no fue que encontré el mechero.

Lo gracioso fue, ver que tenía la llave de la habitación, que era la tarjetita magnética esa, en el bolsillo interno del bolso.

Osea que perfectamente podría haber dormido en mi habitación.

Soy gilipollas.

Aunque bueno, no había sido tan mala noche.

¿No?




























¿No?

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TrouvailleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora