LeilaNo os estoy exagerando cuando digo de que Pablo no miraba a mi padre en ningún momento.
Desayunando todos juntos estaba absorbido, parecía que no estaba y mi padre le preguntaba que qué le pasaba y él decía que estaba cansado, pero sin mirarle a la cara.
Yo por otro lado, no me podía sentar y Pablo, al darse cuenta se reía. A mi me dolía pechá churra.
Eran las 9:30 de la mañana y ya todos estábamos de camino al aeropuerto. Teníamos 8 horas por delante de vuelo y la verdad es que me iba a dormir durante todo el trayecto.
Embarcamos y ahora si, nos íbamos para España.
El avión nos dejaba en Madrid, ya cada uno desde ahí se iba a donde quisiera.Ferran se iba a Valencia, Pedri a Canarias, Balde y Ansu a Barcelona, Pablo se venía con Fabián y con mi padre para Sevilla.
Llegamos a Sevilla y en el aeropuerto había muchísima gente.
Todos con las 3 camisetas distintas, del Sevilla, del Barça y del Betis.Nos fuimos a los Palacios, que desde el aeropuerto hasta el pueblo eran un poco más de media hora en coche.
A Fabián lo recogieron sus hermanos, Yamila y Alejandro.
En mi coche íbamos mis padres, mis hermanos y nos sobraba un hueco, así que mi padre le dijo a Pablo que si se quería venir con nosotros, para que no pagara un taxi.
Los padres y la hermana de Pablo, ya estaban aquí en los Palacios, habían llegado hace más de una hora y Pablo no quería molestarlos para que vinieran y quería llamar a un taxi.
Total, que acabamos todos en el coche.
A la mañana siguiente me desperté en mi casa, dormí muy bien la verdad es que la noche anterior no dormí tanto, no se porqué, nótese la ironía.
Desayuné y me puse con mis hermanos a hacer el mongolo por mi casa.
Cuando me aburrí, decidí ir a mi habitación, sacar el ordenador y ponerme a mirar pisos en Barcelona, no sabía si irme pero mañana tenía que tener cien por cien la decisión.
Estaban todos muy caros y la verdad que aunque podía pagarlos, no quería.
Decidí ir a dar una vuelta por mi pueblo y me encontré a mi mejor amiga.
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Trouvaille
Fiksi PenggemarTROUVAILLE (n.) un descubrimiento valioso, o un hallazgo afortunado; algo encantador descubierto por casualidad.