(Retrato ecuestre de noche con fusta, botas de espuela y guerrera)Aquel ángel guardián, que se acostaba solo y se levantaba siempre
[ en compañía de pesadillas y sueños, se sentía viscosamente observado
[ por un aquelarre de insurrectos luceros.
¿Quiénes, en medio de la altiva noche con galones de estrellas,
[ desafiando las cíclicas leyes no escritas de la vigilia y el sueño,
[ osaban acercarse a sus oídos despiertos
bajo el disfraz de la sangre dorada para susurrarle con nauseabundo aliento
[ de muerte apocalípticas profecías pintadas de hecatombe y exterminio?
¿Qué alimañas con alma bipolar de nieve-lava y deslumbrante baba
[ de luciérnaga se afanaban en descongelar su sueño diurno para propiciar
[ el éxodo y hacer de él un errabundo sonámbulo apátrida?
¿Qué dedos sin manos, qué huesos sin tuétano, qué podridas neuronas
[ de qué corroídos cerebros sin karma estaban detrás de todo aquel deliberado
[ e incesante acoso lumínico?
Desde su llegada, tan sólo él, su otra mitad y su descastada colonia de dobles
[ habían cabalgado aquella peregrina yegua alada de grupas polimórficas
[ y perpetuas goteras de luz.
Ahora hieráticos archipiélagos cegadores de telescópica piel de bronce
[ alunizaban punzantes dentelladas metálicas sobre los indefensos cuartos
[ de aquella Leucipa hermafrodita,
sembrando monótonos monólogos monocromos sobre los mortecinos capilares
[ del gran corcel bicéfalo de venas y arterias bifurcadas.
Sin dar crédito a su ojo lucífugo, aquel ángel custodio, que no se escondía
[ de nada ni de nadie ni tenía tampoco nada que esconder,
escuchó por enésima vez de boca del juez-verdugo su sentencia inapelable
[ de ángel caído en periódico acto de servicio,
y entonces, por primera y última vez, alzó su voz como un trueno para subrayar
[ su negativa categórica a ser desahuciado por aquel tsunami sideral
[ de lluvia de espectros.
Oleadas gigantes de espuelas microscópicas aguijoneaban su dilatada alma
[ de okupa hasta hacerle sentirse extranjero en su patria,
y meteóricos besos con sabor a mordisco mutilaban con metralla de colmillo
[ la ungulada sombra de su voz de relincho hasta dejar a la vista el sordomudo
[ esqueleto latente,
sin pensar que los espejismos de la noche engañan con catalepsia
[ y las voces con vida propia sobreviven siempre a las cicatrices
[ de sus inquilinos.
Así que aquel ángel sin luces, que no poseía nada ni ambicionaba nada
[ y, precisamente por esto, nada tenía tampoco que perder,
[ con la sola agudeza e ingenio de sus milenarias palabras
persiguió a aquella ubicua luz demoníaca hasta darle alcance para evitar
[ el inminente holocausto dictado por su improvidencia,
tratando de hacerles comprender a aquellas siniestras estrellas de la muerte
[ que la boca disidente del centauro no se apaga con relámpagos de gatillo
[ en la nuca,
que el alfabeto claroscuro de la luna dibuja sobre su epidermis equina cadenas
[ dialógicas de recurrentes pictogramas que ningún monologuismo estelar
[ podrá jamás desdibujar ni desligar,
que, a pesar de la magnitud infinita del deseo, los mares de luz no pueden
[ disciplinar las indómitas crines de las playas volcánicas con su lacerante fusta
[ de oleajes sin resaca
porque aquella simbiótica luna, aunque era bisexualmente promiscua
[ y se acostaba indistintamente con pesadillas y sueños,
a la noche siguiente, desvinculada de los rencores y las pasiones de los lazos
[ oníricos, se levantaba siempre sola, sin recordar nada
[ y habiéndolo perdonado todo.
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Tratado de alquimia lunar
ŞiirLibro de poemas que versifica en clave épico-lírica las transformaciones y vicisitudes del alma durante su periplo de metamorfosis lunar. Alegoría cósmica de la escritura como luz de luna que expresa, negro sobre blanco, blanco sobre negro, el flujo...