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Donnie apoyaba sus manos en el colchón flexionando sus brazos a la parte de atrás tocando el colchón, permitiéndole poder saltar y y sentarse completamente en el miembro erecto del azul. El omega que una vez conoció, el dulce, decente y respetuoso Omega, se convirtió en un deseoso y vil pecador excitado.

Leo apretaba su cintura que tocaba cerca de su caparazón, a pesar de la fuerza que pedia a gritos salir sabía que debía controlarse por el caparazón vulnerable de Donnie.

Los saltos aumentaron. Leo miraba con ruego a Donnie quien no lo hizo esperar más y se sentó reteniendo todo el duro del alfa dentro causando un gruñido ronco en el.

- Mierda, Donnie- Leo jaló pegando ambas frentes ahora era el quien se movía mientras abría los glúteos de Donnie separandolos ansioso-

Sin respuesta Donnie dejó caer su cabeza en su hombro recibiendo las embestidas rápidas y bruscas. No quería que viera esa parte de el pero era imposible. Empezó a babear con cada golpe interno en su vientre. Sin embargo, algo ocasionó su grito.

- A-Algo... ¡Leo para!-

- Por qué debería- dijo con voz ruda para golpear incluso más fuerte, sus carnes chocaban emitiendo sonido de palmadas. El éxtasis de su Rut no iban a reducirse con simple amabilidad, era suficiente no apretar cada parte de su cuerpo.

- ¡Mi estómago! ¡Ah! ¡Está raro!- al borde de las lágrimas se acurrucaba en Leo quien no detenía su acción-

Lo sentía, lo sentía muy cerca. Leo comenzaba a desesperarse; todo su cuerpo gritaba, toda la sangría subía y los gritos de ambos combinaban en un sin fin de tonos en toda la habitación.
Con un último golpe un líquido (definitivamente no era semen) salió del miembro de Donnie. Salpicó un poco en la cara de Leo pero llegó a voltearla en segundos.

Donnie gritaba mientras Leo llegaba al límite reteniendo a Donnie y vaciando toda su escencia dentro.

Los dientes del azul se apretaron y sus ojos cambiaron a una tonalidad completamente amarilla. Actuó por pura inercia; acercó sus dientes al cuello expuesto de este y lo mordió con profundidad.

El segundo grito no fue desgarrador, el dolor penetró y erizo cada parte de Donatello causando en el un llanto terrible. Leo mantenía sus colmillos desgarrando la piel del Omega, eran segundos que cada parte de su cuerpo mantenían su mente en blanco, fuera de su propia fuerza.

Cuando volvió en si, se separó y preocupado trató de hablarle a Donnie.

- No puede ser, Donnie realmente lo siento yo... ¿Enserio te hice eso?-

Donnie mantuvo una sonrisa y llorando comenzó a besarlo como si fuera la primera vez que se entregaba a alguien.

- Te amo- Leo correspondió al abrazo pero eso no le quitaba la preocupación, de sentía horrible.

Ambos cuerpos temblaron por un momento; Leo quedó pasmado ante una sensación que vibraba en su interior.

- Wow- expresó mientras miraba a la nada.

Pudo sentir el dolor de la marca de Donnie; si en un momento tanto Donnie como el sintieron un dolor por la prueba en esa reunión, ahora la sensación era más clara y sensata.

- ¿Puedes sentirlo?- susurro Donnie.

- Puedo sentir todo... - ambos se vieron y sonrieron- ahora...puedo sentirte más cerca.
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Pasaron días. Donnie y Leo se quedaron en esa casa durante una semana. El Rut de los alfas incluso duran más, pero el azul es de pocos días.

Era día del interrogatorio y Venus tenía un plan desde el inicio de este.

•Mi Luz•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora