Pov Betty
Los rayos del sol iluminaron mi rostro avisándome que una nueva mañana comenzaba en nuestro hogar. Bostece con pereza y con ganas de seguir durmiendo pero sabiendo que debíamos de pasar a recoger a don Roberto y a doña Margarita al aeropuerto en algunas horas. Me removí un poco, ganando un quejido de mi esposo que se encontraba durmiendo muy plácidamente abrazado a mi cuerpo. Su forma tan posesiva de dormir abrazándome cada noche era una de mis cosas favoritas en el mundo, el siempre decía que temía que cuando despertara en las mañanas yo no estuviera allí, que toda esa vida que llevábamos no era mas que algún delirio provocado por la locura.
Siempre me había parecido extraño y hasta exagerado, pero ahora de alguna manera podía sentir esa angustia.
Me di vuelta, observando sus facciones calmadas por el sueño. Acaricie su rostro con delicadeza ganándome una pequeña sonrisa.
Aun intentaba borrar de mi mente la imagen de aquella mujer y de aquel relato de amor que me había confesado la noche anterior pero simplemente me era imposible. No podía dejar de imaginarlos juntos, enamorados...imaginar la conversación que tuvieron en la oficina y el porque Marcela había dicho que los "había visto". Marcela Valencia a mi favor. Dios mio, todo mi ser me gritaba que esto era mas grave de lo que parecía, que debería estar alerta pero tampoco quería convertirme en alguna especie de novia toxica persiguiendo, preguntando y espiando todo.
Respire hondo. Confiar en el, solo confiar en el. Solo eso. El me ama. El nos ama. El no volvería a engañarnos, el sufrió por mi. No lo haría. No el.
¿No?
No.
No podía.
No lo haría.
No Armando.
- mi amor, estas bien? -su voz ronca me quito de mis pensamientos, logrando que lo viera. No me di cuenta que ya había despertado. Con su pulgar seco una lagrima que se me había escapado sin darme cuenta. Me sentía avergonzada- mi amor...
- tranquilo, estoy bien -bese su mano y le regale una pequeña sonrisa intentando recomponerme- estoy bien
Me acurruque en su pecho, buscando refugio. Mi cabeza iba a matarme. Las hormonas ahora eran mis peores enemigas. El pasado comenzaba a resurgir entre los muertos como si de una especie de secuela del terror se tratase.
¿A si se sentirá Armando cada vez que recuerda a Michel? A mi mente vino aquella mañana, hace tan solo unos días, donde el había sido quien se había levantado muy conmocionado. Supongo que ahora me tocaba a mi.
- me estoy comenzando a preocupar, Betty -el acaricio mi cabello- ¿Es por ella? ¿es eso lo que te tiene así? Dime, mi amor. Dímelo a mi, si? -murmuro con angustia-
Su voz era suave y sin quererlo ya me encontraba llorando en silencio.
- que pena contigo, mi amor. Soy una tonta -hipe un poquito, secando mis lagrimas con pena- es el embarazo, es eso. Tu no...
- oye, oye -el se sentó en la cama haciendo que yo también lo hiciera. Me tomo de las mejillas secando mis rebeldes lagrimas- no eres ninguna tonta, mi amor. De verdad que no. Yo sabia que podría causarte daño esa historia, por eso no quería decírtelo, pero como te dije anoche, es pasado. Ella no significa nada, nada -remarco, besando mi frente- no volverá a la empresa, te lo prometo. Ya le aclare todo, le dije que estoy felizmente casado y esperando una niña con la mujer que amo. Ella esta prometida, no representara ningún peligro para nosotros, eso te lo aseguro
Abrí mis ojos ante tal confesión.
- ¿esta prometida? -el asintió lentamente- oh...
- ¿ves? No es nada, solo alguien que quise hace mucho tiempo. Por favor, no pienses mas en ello y no te guíes por Marcela. Ya te lo dije, naturalmente se odiaran. La conoces -me miro con aflicción para luego volver a atraerme a su pecho con protección- no te das una idea de lo mucho que me duele verte así por mi culpa. De verdad disculpeme, mi amor. Si yo hubiera sabido...si hubiera podido evitarlo...
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La tormenta después de la calma
FanfictionHabía pasado un año desde que Armando y Beatriz se habían casado y cada día había sido como una luna miel. Si, una luna de miel hasta que el traspaso de la empresa, la junta directiva y los auto exiliados vuelven a sus vidas por una revancha más. ¿S...