XVI

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Por lo que quedo del día me decidí por simplemente irme para mi casa. Habia hablado con Nicolas en el camino y pedido el favor que se mantuviera atento, que necesitaba aire y un tiempo a solas. El quiso preguntar al respecto pero no lo deje indagar mucho. No quería que nadie supiera de un inconveniente que no sea de relevancia real.

Cuando llego la noche, me prepare una cena a base de algunas verduras y pollo hervido mientras esperaba a que el me llamara. Cerca de las diez de la noche finalmente lo hizo. Me comento acerca de como iba el negocio, que todo parecía ir bien y que mañana mismo a primera hora ya estaría viajando para cordoba y corroborar el nuevo punto. Se lo oía bastante cansado por lo que la conversación no duro demasiado antes de que me colgara para ir a descansar, no sin antes volver a disculparse conmigo y prometiéndome una sorpresa apenas arribara Bogota nuevamente.

Al día siguiente, me despertó el gran diluvio afuera, el día se veía bastante malo y de alguna manera sentía como si me estuviera advirtiendo de algo. Mi instinto me decía que llamara a Armando pero muy bien sabia que el estaría viajando para esas horas y realmente no quería molestarlo. Simplemente me dedique a ir para Ecomoda y seguir trabajando, sabiendo muy bien que ya hoy no podría evitar la conversación con Doña Marcela, realmente necesitaba aclarar muchas cosas con ella.

Salude a todas las muchachas que poco a poco llegaban algo quejumbrosas por el mal tiempo siendo Aura Maria quien, abandonándolas, camino conmigo hasta la presidencia. La conocía muy bien y sabia que tenia algo que decirme y por eso toda aquella escena. Deje mi cartera y chaqueta a un lado mientras me sentaba en mi silla. Ella se veía tensa.

- ¿Que pasa, Aura Maria? -pregunte finalmente, intentando acabar con el misterio-

- ay, Betty...como le digo... -se mordió el labio con nervios. Hice una señal con la mano para que hablara, mientras encendía mi computadora- es don Armando. ¿Si se acuerda que le dije que le averiguaría que estaba haciendo allá? Bueno, hoy me informaron que se fue, Betty, se tomo un vuelo y desapareció -dijo con asombro y indignación- y yo recuerdo muy bien que a usted le dijo que serian cuatro días pero para el tercero ya se esta volando, que tal

Hice media sonrisa. Ella estaba muerta de nervios por algo que yo ya sabia. Realmente la apreciaba mucho.

- tranquila, Aura Maria. Yo se eso, ya hable con Armando. No se desapareció, se fue a Cordoba -respondí con tranquilidad- es por el punto que se va a abrir ahí y debe chequear algunas cosas, lo normal

- ¿ah si? uf -soltó aire contenido, apoyándose sobre el respaldo de la silla frente a mi- que bueno, Betty. Me alegra mucho que haya podido hablar con el, con todo esto que esta pasando...¿si le dijo del fax? Espero que se haya pensado una muy buena excusa el doctor, ah

- si, brevemente, pero si pudimos. Esta con mucho trabajo allá... -mi mirada voló hacia la puerta, donde se comenzaba a aparecer doña Marcela- ...pero por suerte pudimos solucionar todos los problemas, me lo explico todo

- buenos días, Beatriz -saludo con cordialidad- Aura Maria -asintió con la cabeza en dirección a ella-

- buenos días, doctora. Con permiso -murmuro ella, para luego desaparecer en el pasillo.

- Buenos días, doña Marcela -finalmente salude- por favor -dije, señalando la silla frente a mi-

Ella se sentó frente a mi, algo tensa. Hizo una mueca, rascándose un poco la nuca.

- Beatriz, vea, yo...discúlpeme, de verdad

- gracias -solté de pronto, llevándome su expresión de sorpresa. Apreté el bolígrafo que tenia en la mano- si usted no hubiera llamado, a lo mejor ya me estaría marchando de esa empresa. Así que gracias...pero, espero que sea la ultima vez

- Beatriz...

- no, es de verdad lo que le estoy diciendo. Realmente, mas allá de que lo allá necesitado o no, también es una realidad que son problemas entre Armando y yo, problemas de matrimonio -ella aparto su mirada de golpe haciéndome sentir culpable casi al instante. Carraspee un poco, nerviosa- vea, doña Marcela. De verdad aprecio su preocupación, pero no creo apropiado que haga cosas tales como la de comentárselo a doña Margarita o estar llamando y reclamándole a Armando, creo que es una posición y por sobre todo, una decisión, que me corresponde a mi

- por eso venia a disculparme -dijo con algo de dureza- se que no era mi lugar como también se lo grave que pueden ser las angustias durante el embarazo. Solo intentaba que este mejor, es eso

- bueno, pues, se lo agradezco una vez mas. Mentiría si dijera que no me trajo tranquilidad

- bien, bueno...solo era eso. Me alegra que estén mejor, era mi objetivo

Se levanto de la silla y comenzó a caminar hacia la salida. De pronto se detuvo un momento en la puerta, como meditando si decir o no decir algo. Nego con la cabeza y se marcho.

************

La tarde comenzaba a terminar, abriéndole paso a la noche. La lluvia seguía igual de intensa que en la mañana y los empleados comenzaban a dejar poco a poco sus puestos de trabajo. Habia intentado comunicarme con Armando durante el día pero había sido en vano, supuse que era por el trabajo por lo que deje de insistir y esperar a que el se comunicara cuando pudiera. Estaba apagando la computadora cuando mi celular sonó, a lo cual me afane en responder sabiendo a instinto de que se trataba de mi marido.

- mi amor, hola, ¿donde estabas? Estaba muy preocupada -dije con rapidez-

La suave risa suya hizo que toda mi preocupación se desvaneciera en ese instante.

- ay que pena contigo, mi amor. Pero no pude hablarte antes por el trabajo, recien ahora pude hacerlo. Por favor, discúlpame

- solo si prometes recompensarlo -me cruce de piernas dejándome caer en la silla-

- se lo prometo, doctora Pinzon -podía imaginármelo guiñándome el ojo. Sonreí- ¿que estabas haciendo? Me imagino que ya yendo para la casita, verdad?

- cierto -respondí, jugando con un mechón de mi cabello- ya estaba a punto de irme, ansiosa de verte

- uh, bueno. Entonces tengo muy buenas noticias, mi amor. ¿Adivine que? Mañana por la noche ya estoy allá

- ¿de verdad, mi amor? -sonreí ampliamente, con emoción- ¿y eso? ¿ya esta todo arreglado allá?

- así es, ya esta todo arreglado. Tenemos franquicia asegurada y en dos provincias ademas de la capital -confirmo con emoción-

- esas si son buenas noticias, mi amor. Muchas felicidades, doctor Mendoza, lo hizo espectacular

El rió desde el otro lado. Se lo oía radiante. Lo extrañaba.

- muchas gracias, presidenta. Espero obtener una muy buena recompensa cuando regrese, no?

Mordí mi labio.

- claro que la tendrá, doctor

- bueno...voy a estar ansioso por llegar mañana. Tenemos mucho que hablar y eso sin mencionar la sorpresa -asentí con la cabeza a la nada- bueno, mi amor, te dejo para que puedas irte para la casa y que no te demores. Nos vemos mañana, si?...Ah, mi amor, una ultima cosa y la mas importante

- dime

- te amo...las amo mucho

Sonreí ampliamente.

- y nosotras a ti, mi amor. Como no te imaginas

- y soy el mas afortunado por ello -hizo un pequeño ruido de beso- nos vemos mañana, mi amor. Que descansen

Sonreí, completamente enamorada. El colgó y yo finalmente pude terminar de acomodarme para marcharme hacia la casa. Me despedí de los pocos empleados que quedaban y me fui.

Una vez que estuve en la seguridad de mi hogar me decidí por hacerme una pequeña picada colombiana y luego a la cama. Quería estar bien descansada para cuando el regresara, intuyendo que no dormiríamos mucho después. Varias veces durante la noche me había despertado por los rayos de la tormenta, se había puesto bravo afuera e intuía que así estaría al día siguiente también.

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2023 ⏰

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La tormenta después de la calmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora