Capítulo 3

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Contenido +18, continuar es su responsabilidad. 

Beso con ferocidad los labios de Neil, su espalda golpeando contra la pared de la habitación en la Fox Tower. Se necesitó una mirada y un ligero toque de mi dedo sobre una de mis bandas para echar a Kevin de la habitación, no sin antes poner los ojos en blanco y dirigirse a quién mierda sabe, capaz a la habitación de Nicky.

Muerdo el labio inferior de Neil, escuchando el ligero suspiro de felicidad saliendo de su boca. Quiero gruñir por eso, pero me abstengo, sin querer demostrar lo que me hacía falta estar sobre él.

Entre los exámenes de fin de año, las prácticas, el estudio del pelirrojo y sumado que nunca podemos estar solos en el departamento, ya que siempre está Kevin merodeando o mi intenso primo busca compañía, solo teníamos energía para unos ligeros besos en el techo junto con uno o dos cigarrillos, para luego volver al departamento a dormir.

No quiero contar, pero mi memoria es perfecta, así que pasaron poco más de dos semanas desde que no tengo las manos encima de Neil -16 días, para ser específico-. Vuelvo a sostener su cuerpo contra la pared, usando mis manos para tocar todo su torso. Él no se queda atrás, pasando sus dedos por mi cabello y apretando su agarre entre los mechones de pelo, la fuerza que usa lleva un choque de energía a mis pantalones.

No pienso soltarlo hasta no hacer que se corra.

–¿Ansioso? – suelta con una sonrisa, brillante por los besos.

Quizás podría irme y dejarlo, maldita boca inteligente. No le respondo, prefiero seguir mordiendo su labio inferior y que siga soltando esos sonidos.

Mis manos llegan a su pecho, explorando sus cicatrices ya conocidas. Sus músculos suben y bajan por su respiración, ahora un poco más entrecortada. Separo mis labios de los suyos, y cuando él intenta seguirlos para seguir besándome, alejo mi rostro un poco más.

–¿Ansioso? – pregunto.

–Cállate – dice, logrando encontrar mis labios de nuevo.

Sus manos, que antes se encontraban en mi cabello, bajan hasta sostener mi rostro y antes de que lo diga, ya sé qué es lo que va a preguntarme.

–¿Dónde puedo tocarte?

Si fuera cualquier otra persona, la simple pregunta me pondría tenso y alerta, Neil solo logra que sus palabras enciendan aún más la parte baja de mí.

–Pecho, espalda, brazos y cabeza. No más abajo –Asiente, sin empujar y aceptando mi decisión.

Vuelve a besarme, y solo quiero fundirme en sus labios y no volver a ver la luz del día.

Su remera hace rato desapareció, por lo que deslizo mis dedos por sus tonificados hombros. Luego, mi mano agarra un mechón bajo de su cabello y empujo hacia abajo, logrando que exponga su cuello y poder besar la zona con facilidad. Suelta un leve gemido, mientras pasa sus manos por mis bíceps, la única parte de piel expuesta, entre mi remera y las bandas.

Desde hace un tiempo me percaté que le gusta tocarme en esa zona, más desde que comenzó el calor y suelo estar en remera manga corta. No pasé por alto que es la poca piel expuesta que muestro.

Que le guste tocar mi piel no es una sorpresa, a Neil le atrae tocar mi cuello y mis manos, ya sea para robarme un cigarrillo o besar la zona. Flexiono mis músculos, haciendo que se noten aún más bajo del toque del delantero, logrando que suelte un ligero suspiro de satisfacción.

–Puedes tocarme –digo, pensando que hoy es un buen día, y que el toque de Neil no trae ninguna pesadilla al presente.

–¿Dónde?

Infinito - AndreilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora