Capítulo 7

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Neil se subió a un taxi para ir al nuevo departamento de Andrew. Luego de bajarse del avión, trotó entre las personas del aeropuerto, intentando llamar la menor atención posible utilizando ropa holgada y una gorra que cubría su cabello. Aún no era profesional y las personas lo reconocían en algunos lugares. Andrew le murmuraría en el oído "drogadicto" al aceptar los saludos de los fanáticos exy que lo paraban buscando algún contacto. Como siempre, Neil intentaba huir de la conversación lo más rápido posible. Por suerte, esta vez nadie lo paró.

Él venía desde los Ángeles, de casa de Matt, luego de pasar unas pequeñas vacaciones con él y Dan, ya que ella se encontraba fuera de su ciudad para visitar a su novio y lo habían invitado a estar unos días con ellos luego del fin del semestre. Neil estaba un poco reacio a ir justo después de terminar el semestre, porque quería ayudar a Andrew a buscar un departamento en Denver, pero el rubio lo despidió diciendo que iba a estar la mayoría de esos días ocupado con su agente, su nuevo equipo, papeleo y la búsqueda de departamento entre medio. Neil, con una mueca en los labios, terminó aceptando ir a los Ángeles.

Fue una buena semana, encontrarse con sus amigos más queridos hizo que se sintiera feliz. Lo llenaron de abrazos y toques por todos lados, pasearon por las calles de la ciudad y lo llevaron a conocer varios restaurantes y lugares famosos de la zona. Fue agradable estar en la ciudad, sin el peso del cuchillo de su padre en la espalda, más aún cuando Allison se unió en los últimos tres días para veranear un poco y descansar de su "secretario idiota".

–¿Por qué es un idiota? –preguntó Neil curioso.

–Es irritante –dijo sin más la rubia, mientras hurgaba entre sus uñas, buscando imperfecciones que no había.

–Pero, ¿trabaja bien?

–Claro que lo hace, sino no estaría trabajando conmigo.

El pelirrojo la miró sin comprender.

–Cariño, no entiendes el mundo de la moda.

Neil dejó pasar el tema.

Ahora se encontraba yendo al nuevo departamento de Andrew. El portero le había enviado la dirección hace tres días, cuando cerró contrato con el arrendatario. Recién ayer pudo mudar lo poco que trajo al lugar, estuvo en un hotel los anteriores días. El contrato se cerró en dos años, lo mismo que el contrato con los delfines, por lo que, al parecer, le había gustado al rubio. El estómago de Neil se contrajo un poco al pensar en el tiempo en el que estarían separados, pero intentó dejarlo en el fondo de su mente. Tenían más de tres semanas juntos antes del comienzo de la temporada.

Al llegar, en la puerta se percató que no tenía llave y aún era mediodía, por lo que quizás Andrew estuviera en alguna reunión. Estaba a punto de sentarse en el pasillo, con su bolso de lona entre las piernas, cuando la puerta se abrió de repente, levantó la mirada para encontrarse con el rubio del otro lado, lo observaba con una mirada molesta.

–¿No sabes tocar? –Neil solo sonrió, contento de verlo nuevamente.

–No sabía si estabas.

Andrew lo observó unos segundos, luego se hizo a un lado, dejando pasar al pelirrojo.

–Entra.

Y eso hizo. Dejó su bolsa junto a la puerta y su gorra encima de ella mientras observaba el lugar. Neil entendió por qué era del agrado de Andrew. Era espaciosa, los colores neutros combinaban en todo el lugar, con ventanas que dejaban entrar mucha luz natural, un espacioso balcón para fumar se veía desde las ventanas. Cada habitación estaba separada por paredes y el dormitorio, si aún no tenía traba, la tendría en cualquier momento.

–Solo tuve tiempo de comprar una cama, el colchón y las sábanas– dijo Andrew detrás de él.

–Hay que conseguir muebles– comentó Neil. El rubio gruñó una respuesta afirmativa detrás de él, por lo que dejó de ver la amplia vista de la ciudad para evaluar al portero. A pesar de estar descalzo, tenía ropa de calle, por lo que el pelirrojo adivinó que recién llegaba del estadio, sus hombros y ojos estaban tensos por el cansancio y seguramente por estar en contacto con gente que no tenía ganas de ver, organizando y preparando todo para ser oficialmente un delfín– ¿quieres un café? Puedo ir a conseguir uno, vi una cafetería acá a media cuadra.

Infinito - AndreilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora