CAPÍTULO 4: LA CASA DE ASCLEPIOS.

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¿Qué harías si lo único que definiera si eres humano o un monstruo es tu capacidad de aguantar el hambre?

NOTA: ESTE CAPÍTULO ESTA NARRADO POR BLACK.

Que irónica es la vida en muchos casos. Un día estás rechazando una hamburguesa por tener mucha grasa, y ahora necesitas esa misma hamburguesa pero con más grasa para que tú estomago no se ponga revoltoso.

Me encontraba hospitalizado en "La casa de Asclepios", el hospital más reconocido de la ciudad (sarcasmo). Mi habitación era la 33; con una hermosa vista a un club de strippers para homosexuales, una televisión que no le llegaba la señal y una cama tan cómoda como dormir en una cueva. He estado aquí 1 semana entera, es aburrido, incómodo y bueno, no me empezaré a quejar de todo.

Ahora me encuentro leyendo mi periódico, resulta que no soy el único con esta rara enfermedad, han estado apareciendo otros casos desde hace 3 días.

En fin, el doctor había entrado a la habitación para "hacer cosas de doctores" y bueno, nuestra rutina de todos los días empezó:

- Doctor, ¿ya saben lo que tengo?

Y ahora el dirá algo cómo, "me temo que no, aún trabajamos en eso, lo siento".

- Lo siento, no hemos encontrado nada raro en su sistema, aún quedan algunas cosas por checar.

Y ahora yo debo decir:

- Bueno, ¿pero Uds. Cree me cure doctor?

Y él será tan "compasivo" que dirá que sí.

- Recemos para que así sea.

Y terminando de hacer sus cosas, se fue de la habitación para dejarme seguir leyendo mi periódico.

Por lo visto en todo el mundo hay un total de 300 casos hasta ahora, y aún seguimos sin conocer una causa.

Una vez acabe de leer mi periódico me acosté y rápidamente me dormí; soñaba que estaba en un bosque en plena nevada, yo me encontraba rascando mi espalda con un árbol. Entonces escucho unos pasos acercándose a mí, y me escondo entre los arbustos.

Parecían ser un grupo de cazadores, yo quería saber quiénes eran y sus propósitos, así que sigilosamente los fui siguiendo.

- ¡BLACK!

Fui despertado por un grito, abrí los ojos y era mi madre que venía cargada con un oso de peluche gigante y unos globos.

Ella dejo al oso en una silla y amarro los globos a una de las patas de esta, luego se me acerco y me beso la frente (mi mamá era de usar mucho lápiz labial así que me dejo la marca del beso).

- ¿Cómo está mi pequeño?

Yo simplemente hice una ligera mueca en simbolismo de que podía estar mejor. Después ella tomó la silla que sobraba y se sentó a mi lado.

- White también está aquí pero se quedó hablando con un señor.

- Mamá, ¿por casualidad ese hombre mide 2 metros y fumaba un cigarrillo?

- Si, ¿pero cómo supiste?

Entonces le explique a mi madre sobre la relación entre el Sr. Thomas y White, ella reacciono con enojo.

- ¿Y por qué no sabía sobre el hasta ahora?

Por supuesto estaba en su derecho, pero es que a White no le gusta hablar sobre él y bueno, mi madre tampoco es que la vea o hablemos a diario, siempre se encuentra viajando por el mundo.

- Es complicado.

Ella y yo nos la pasamos hablando por varios minutos; me contaba sobre sus vivencias en el último país que visito (Canadá) y recordábamos viejos momentos juntos.

Entonces entro White a toda prisa, algo nerviosa y con la respiración muy agresiva.

- Tengo algo que decirte.

Apenas alcanzó a pronunciar esas palabras.

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