Capítulo 8: Wendigos.

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El hambre sin control es el mayor enemigo de un Wendigo.

ESTE CAPÍTULO ESTA NARRADO POR WHITE.

Había entrado al cuarto donde el terapeuta se encontraba, y para mi sorpresa el lugar parecía lo más cercano a una granja del desorden. Por supuesto mi primera impresión del hombre frente mío (quien se encontraba sentado sobre su escritorio lamiendo sus dedos) fue una desaprobación muy enorme, casi me hace querer sacar a Black del programa (pero sabía era imposible).

- Hola, ¿se ha equivocado de habitación?

Me dijo con una sonrisa enorme el hombre (que me gustaría llamar el hombre de cabello de fuego debido a su peinado) al poco tiempo de acabar de lamer sus dedos.

Yo negué con la cabeza mientras caminaba para tomar asiento, explicando que Black me había dicho que buscaba hablar conmigo.

- Oh, ¿usted es la novia?

Seguido de esa agresiva pregunta, ambos nos sentamos, después él tomó una hoja (de las que estaban tiradas en el suelo a su alrededor) y saco un lápiz (no me fije de donde) y escribió.

Al paciente le gustan aburridas, aunque tiene linda cara.

Por supuesto que en ese momento me enoje y lo regañe como pocas veces lo hago, ¡era imposible que hubieran asignado a Black con este terapeuta!

- ¡Si va a fingir ser un profesional, al menos hágalo bien!

Fue la frase con la que acabe mi griterío.

- ¿Eso es todo?

Dijo el hombre mientras me veía seriamente.

UNOS MINUTOS DESPUÉS.

- ¡AJAJAJA!

El pseudoterapeuta empezó a reírse sin control y replicando el sonido de un cerdo apareándose. Por supuesto fue incomodo oír esa horrible risa, pero tenía que soportar (aunque en el fondo realmente quería no hacerlo).

- Vale, lamento mi anterior comentario, tengo que admitir que fue bastante irrespetuoso. Sin embargo, ¿no cree que no hay mejor manera de conocer a alguien que haciéndolo mostrar su rostro furioso?

Y tras decir esas palabras, parece que finalmente se puso serio y comenzó a lamer de nuevo sus dedos.

- Bueho, ej ouha e comejtar

No pude entender mucho de lo que dijo debido a su extraño hábito (lamer sus dedos), pero pronto saco un periódico y lo coloco encima del escritorio.

- Supongo que conoce el caso de Casa grande, ¿no?

- Por supuesto, ¿fue un Wendigo, no?

Afirme mientras me acomodaba en mi asiento.

- ¡CORRECTO!, aunque bueno...Black piensa que eso no está confirmado, le mostré un periódico falso.

Por supuesto que eso último me pareció lógico, después de todo los Wendigos no deben de saber...

- Bueno, el también cree que fue el primer caso sobre Wendigos, le ruego siga con esta obvia mentira.

Yo afirme con mi cabeza y seguí escuchando.

- Una vez aclarado esto le pregunto, ¿sabe por qué los Wendigos tienen esa intensa hambre?

Yo negué con la cabeza, que yo sepa nadie sabía.

- ¿Qué no exactamente para eso es el programa de los Jóvenes Wendigos?, queremos saber todo sobre este raro acontecimiento.

El hombre acomodo sus gafas y se me acerco a pasos agigantados, invadiendo mi espacio personal.

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