Capítulo 4 | Ofender / Humillar en público. | ✓

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— Nadie tiene derecho a agredir a otra persona, ya sea verbalmente o físicamente. Recuerda, tú puedes vestir lo que quieras o con lo que te sientas cómodo. Es tu cuerpo, no le pertenece a nadie más, sólo a ti.


En otro día corriente, la "feliz" pareja estaba en una tienda de ropa. Buscando atuendos para ambos, él se había comprado un nuevo traje elegante y formal. Pero ella aún no tomaba una clara decisión.

Aunque él sabía lo que ella estaba buscando: ropa que la hiciera lucir atractiva y seductora. El atuendo que ella traía puesto, era ciertamente inusual, pero Heller no estaba completamente seguro de cómo sentirse al respecto. Él en realidad quería irse lo más pronto posible de ese lugar y volver a casa.

-"¿Qué te parece?" Heller sostuvo un vestido negro en sus brazos y miró a la felina, esperando su reacción.

-"No lo sé..." Mencionó insegura.

Él puso los ojos en blanco, luego apretó la mandíbula y suspiró.

-"Bien." Heller volvió a dejar el vestido negro en el estante de mala gana. Aún que ella podía lucir bien con cualquier vestido, pero algunas de estas prendas eran muy ajustadas, casi como la ropa que verías en la pornografía. A Heller no le impresionó especialmente su elección.

-"¿Quieres ese?" Heller sostuvo otro vestido en sus brazos y miró a la felina con el ceño ligeramente fruncido. Era demasiado breve y revelador para su gusto.

Ella estaba indecisa así que escogió otro vestido al azar y se lo mostró, este era un vestido de falda un poco corta. -"¿Cómo me quedaría este?"
Heller miró a la felina con incredulidad. Era el tipo de vestido que usaría una prostituta.

-"¿Lo dices en serio?" Interrogó y frunció ligeramente el ceño, luego la miró con disgusto. -"¿Quieres que te miren de esa forma?"
Él estaba empezando a enfadarse otra vez.

-"¿Qué...?" Lo miró confundida, honestamente esperaba una mejor opinión.

Heller suspiró profundamente y volvió a dejar el provocativo vestido en el perchero. Se volvió hacia ella y la miró a la cara, tratando de explicarle por qué era una mala idea.

-"No me digas que no ves mi punto. Te estás poniendo un vestido demasiado provocativo". Heller volvía a exasperarse de nuevo, su cola se movió con frustración.

-"Es mi decisión... Y lo usaré para andar en casa..." Interrumpió la felina apenada. A veces sentía que él no la escuchaba, ni mucho menos apoyaba.

-"¿Y qué me dices de la mía? Y no me interesa en donde lo usarás." Heller estaba cada vez más frustrado con su actitud. Él era quien pagaba la ropa de su armario. Sintió que ella se estaba aprovechando de él.

-"Mi dinero, mis reglas. Yo pago por esta ropa".
Él se cruzó de brazos y no le dio oportunidad de decir lo contrario.

-"Pero. ¿Qué tiene de malo...?" Ella intentaba comprender su punto de vista.

-"¿No ves lo que tienes puesto en este preciso momento?" Él se enojaba aún más a medida que avanzaba la conversación. El hecho de que T/N ni siquiera entendiera cuál era el problema le frustraba. Sabía exactamente lo que significaba la ropa y cómo la percibirían los demás gatos machos.

-"¿Eres consciente del efecto que causa a los demás? No es correcto. Piensa en lo que dirán."
Heller suspiró profundamente y sacudió la cabeza enojado. Este compartimiento era inaceptable para él.

"¿Qué tiene la ropa que usó?" Aquella pregunta fue el colmo.

Heller finalmente perdió la paciencia. La felina parecía completamente ajena a los efectos que su ropa tenía en quienes la rodeaban. Heller señaló su atuendo, claramente molesto.

"¡Casi ni llevas nada puesto! ¿Qué crees que pensaran cuando te vean vestida así? ¿Que eres una santa?" Lo miró con una expresión indignante, ella no esperaba que su propio esposo la ofendiera así.

Las palabras duelen si te las dice quién te importa...

Ese hecho la enfado un poco, su pelaje se erizó ligeramente, la punta de su cola se tensó.
-"¿Y qué?" Ella apretó los labios por la tensión del momento.

Heller empezaba a sentir que su esposa estaba haciendo esto a propósito. Sus preguntas se volvían cada vez más absurdas. Ella sabía por qué estaba enojado. No podía ser tan ingenua.

-"¿En serio? ¿No tienes un poco de vergüenza?"
Él lo dijo con desdén y molestia en su voz. Estaba empezando a decepcionarse un poco ahora. Si T/N no podía entender sus preocupaciones, entonces tal vez ella no era tan inteligente como él pensaba.

-"Eres una zorra." Las palabras surgieron de la boca de Heller antes de que tuviera siquiera la oportunidad de pensar en ellas. La felina al escuchar esas palabras pronunciadas por él, ella sintió como si se le hubiera caído un balde de agua fría encima.

La palabras de Heller se sentían como el filo de un cuchillo atravesando la carne y dejándo profundos cortes.

A él no le importó como ella se sintió. Él frunció el ceño de inmediato y permaneció inexpresivo, cruzado de brazos. Quería que ella supiera la verdad, pero no se espero que alguien más aparte de ella lo hubiera escuchado.

El rostro de Heller se puso rojo brillante. Miró a su alrededor y notó que otras personas los miraban y se reían. Miró a T/N, quien estaba sorprendida por cómo acababa de llamarla.

Apesar de que se dio cuenta que se equivocó, en vez de disculparse, río fríamente, como si le divirtiera.

-"¿Ves?" Dice en tono burlón.

Tenía que dejar claro su punto. La felina finalmente se enteró de cuál era el problema, aunque no fue por ningún medio cortés.

Ella empezó a llorar e intentó salir de allí. Él siempre era así de juzgador.

-"¿¡Qué demonios!? Te quedan aquí y me escuchas, T/N. ¡No te vas por ahí llorando por una palabra!" Heller estaba confundido por su repentina reacción. En lo que a él respectaba, su elección de ropa era el problema. En su opinión, llorar era una reacción un poco exagerada. Ella pasó de 0 a 100 demasiado rápido. Heller meneó la cabeza, molesto. Cualquiera que fuera el problema, no iba a permitir que ella se saliera con la suya haciéndose la víctima.

Los otros felinos y felinos que se hallaban ahí se reían de ella incontrolablemente. Heller acababa de ridiculizarla. Aunque se lo merecía, él podía entender por qué se sentía herida, pero no le importaba. Él tomó una de sus manos y la jaló con brusquedad.

-"Lleva lo que quieras. Quieres ropa provocativa, pues la llevas. Quieres que los demás piensen que eres una zorra, pues ya lo están pensando."
Heller puso los ojos en blanco y suspiró profundamente. -"Anda, vámonos a casa." Él la estaba arrastrando.

Para ella esto se sintió como una pesadilla de la cual quería despertar ahora mismo.

¿Ella aún así lo perdonaría? Sí, ya que lo amaba demasiado, ella estaba ciega por su amor hacia él.

La felina nada más quería lucir hermosa usando esas prendas solo para Mordecai la viera y se diera cuenta de lo que tenía enfrente...

Violentrometro (A Mi Manera), Mordecai Heller x tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora