Era increíble lo insoportable que me resultaba verla con la cabeza ladeada y los ojos cerrados por la inconsciencia. Nos estaba haciendo esperar, poniendo a prueba mi escasa paciencia.
Ladeé la cabeza cuando respiro de manera más entrecortada, esperando el despertar.
Su cabeza solo se inclinó más hacia delante, dejando caer las cortinas negras de cabello a ambos lados de su cara.
Solté un gruñido, adelantándome para sujetarle de los mechones y echar su cabeza hacia atrás.
El agitado movimiento solo le perturbó un poco. No fue hasta que cogí una botella de agua y se la vacíe entera en la cara que bizqueó entre toses, apartándose de mi mano a tirones.
-¡¿Qué...?! ¡CIARA! ¡SERÁS PUTA! ¡¿QUÉ MIERDA...?!
Sonreí ante sus gritos, echando la mano hacia atrás para abofetearla con fuerza. Se quedó muda del golpe, fulminándome con la mirada.
-No me obligues a lavarte la boca con jabón-Le advertí con diversión-No será agradable.
Mis amenazas no fueron suficientes para amedrentar a mi terca hermana, que comenzó a gritar e insultar como si de la niña del exorcista se tratara.
Muy agradable.
Le dejé casi un minuto, esperando que se cansara de gritar sin sentido. Como no lo hizo, la abofeteé de nuevo con toda la fuerza con el impulso que mi mano pudo coger.
La palma me picó, pero estaba acostumbrada a azotar y abofetear.
Rechinó los dientes con rabia, gruñendo.
-¡Uy! Eso va a dejarte marca-Me burlé mirando su mejilla de un tono rojo encendido.
-¡¿A QUÉ ESTÁS JUGANDO?!
Rodé los ojos con aburrimiento, estirando la mano para sujetar su barbilla con dedos firmes y así girarla a pesar de su resistencia, observando el rubor intenso de su piel pálida.
-Me aburres-Resople con hastío-¿Acaso no te alegras de verme después de tanto tiempo?
Estrechó sus ojos hasta lograr que sus finas cejas negras se juntarán en el entrecejo, afeándola hasta el punto de hacerme reír.
-Llevas dos putos años desaparecida ¿Dónde coño estabas? ¿Por qué me has atacado y sacado de casa? ¿No te valía con la puta paliza que me has dado?
Solté una risita, evaluando la brecha de su ceja y los moretones que se habían extendido por su cara. Nos habíamos sacudido bien en la Mansión Moon, saliendo ella peor parada que yo. Me había dejado un poco hinchados los labios y algunos hematomas por el cuerpo. Enya se había llevado un par de cortes superficiales en los brazos, los cuales ya no sangraban y no dejarían apenas cicatriz.
-¿Me has echado de menos?
Enya retrocedió ante mi tono juguetón, evaluándome con ojos críticos, en busca de los cambios entre nosotras que eran mucho más significativos.
Tenía más masa muscular que ella, más pecho, más caderas y anchura en mi cuerpo. Al ser ambas tan menudas, cualquier aumento de peso se volvía obvio. En mi caso, debido al embarazo.
Aunque fácilmente podría pasar por un buen ciclo de musculación y ejercicios más duros.
-¿Dónde te has metido?-Pregunto con seriedad, sin dar mayor importancia a su secuestro.
Tras habernos peleado tantas veces, no parecía excesivamente preocupada por su seguridad.
-No sabes lo preocupado que estaba padre por ti.
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Nyx
RomanceA la primera, Ciara, le arrebataron la inocencia, la protección, la seguridad, dando paso a La Mamba Negra una bestia sin corazón, remordimiento o alma que fragmentar. Tras el paso de llamas que la aplacaron, resurgió de sus cenizas Nyx, un ser perf...