❦ 𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚 𝟓 ❦

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El sol se asomó por su ventana, abrió sus ojos con pereza y se removió sobre el cuerpo de su esposo. Se había odiado por como olvidó - no del todo- su enojo.

Sí, efectivamente, la noche anterior cenaron e hicieron el amor con total dureza y pasión como siempre lo han hecho, hasta que sus cuerpos quedaron rendidos ante el sueño.

Pero odiaba eso de él. Lo odiaba con toda su alma.

Su maldita enfermedad no podía quedarse quieta aunque ha ido mejorando con los años, pero con cada toque, beso y caricia que le da, siente que su cuerpo reacciona sin poderlo evitar.

Se vuelve un completo necesitado, pero solo por esta vez, creería en que todo lo que pasó fue un mal entendido y su pareja volvería a ser el mismo.

Acarició las mejillas de su alfa y sonrió, casi 40 años iba a tener, pero seguía siendo el mismo hombre hermoso con la piel tersa y facciones preciosas. Lo amaba, de eso no había duda.

-Buenos días, bebé- sonrió con amor y lo besó.

-Buenos días- sus miradas quedaron conectadas por unos largos segundos y fue cuando sintió otra vez su corazón contraerse y se le ocurrió preguntar algo para aliviarse. -¿Me amas?

-No preguntes eso, sabes que te amo mucho, bebé.

Dejó que aquello pasara desapercibido y retomaron su día con normalidad.

Bueno, al menos ese día, porque al siguiente las cosas volvieron a ponerse tensas.

Entraba a trabajar hasta en la noche por lo que decidió ir a la oficina de su esposo, llevarles algunos bocadillos a su familia y pasar aunque sea el día ahí ya que Bin estaba muy ocupado.

Todo hubiese sido bueno, perfecto, de no ser que nuevamente, no encontró a Lee en su lugar de trabajo y tampoco encontró a su esposo en su oficina ni a sus hijos.

Buscó a su familia por todo el edificio sin imaginar lo que vería a los minutos. En la sala de conferencias, su esposo sentado en la enorme mesa con su secretario demasiado cerca de él, con su mano en su hombro y hablándole casi rozando sus rostros mientras le mostraba unos papeles. El omega comiéndose con la mirada a su marido, casi y pidiendo a gritos de que lo tomara en ese lugar.

Fue el colmo.

Un estruendo causado por el tazón de vidrio que llevaba en sus manos fue lo que hizo que ambos se voltearan.

-Cariño...

-¿Vas a seguir diciendo que son estupideces? ¿Vas a atreverte a seguir burlándote en mi cara, maldito imbecil?!- el rostro del secretario era de gusto, le encantaba verle enojado porque sabía que lo tenía ganado. Moon estaba más cerca de él que de su esposo mismo.

-Bebé esto no-...

-¡Vete a la mierda, tú y tu maldito perro lame botas!- salió corriendo siendo seguido por Bin, pero no lo alcanzó, logró escurrirse sin dejar rastro hasta su auto donde se encerró a llorar sin soportar el dolor que le producía.

No volvería a casa, solo iría a traer su bolso con sus cosas e iría a trabajar.

Tal vez así dejaba de pensar y... Que dejara de doler.

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My Sweet Baby |❦︎| BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora