22. Jamás olvides que te amo

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Ese fin de semana llegó super rápido, pero también fue muy cansado, tuve que cubrir horas extras en el hospital para que este fin de semana pudiera apagar mi teléfono con toda la confianza del mundo.

El clima era perfecto, hacía frio, pero no demasiado, diría que el clima era "tibio" si así se le puede llamar de alguna forma. Le informé a Adriana que tendría el móvil apagado, pero que cualquier problema que surgiera se podría comunicar con Olwen ya que él no lo apagaría, él no tiene la misma suerte de deshacerse de su celular siendo el dueño de una empresa importante en Nueva York.

El camino a no sé dónde estuvo lleno de risas, de besos depositados en mi mano por el magnate en cuestión, de silencios para nada incomodos, de charlas sin preocupación, nunca me había sentido tan en confianza con Olwen como en esos momentos en su auto.

Una vez le confese a mi novio que siempre había querido tener un viaje en carretera, en auto, comiendo con lo que las gasolineras de paso podrían ofrecer y de pronto eso estábamos haciendo, Olwen había elegido el lugar más lejos de la ciudad para cumplir el tonto y lindo sueño de su novia.

Sé que aún hay muchas cosas qué aclarar, como el hecho de que su madre regresó a su vida, esa mujer que descansó en su departamento la otra vez, las marionetas, de las que el abuelo habló y sobre todo de su hermano, sin contar que este mismo quiere algo conmigo. No sé qué es lo que sea, pero sé que no es para nada bueno, no cuando con ello se quiere vengar de Olwen.

Añadiendo de que aún no decido hacerme la prueba de embarazo y salir de dudas

En el hospital tuve la oportunidad de hacerla, pero me detuve en seco cuando la prueba estaba en mis manos y sin mirar el resultado la tiré al bote de basura, me siento muy cobarde, no debería hacer esto sola, él debería estar ahí, dándome su apoyo, pero sé que eso está muy lejos de suceder.

No lo justifico, pero lo entiendo, no está nada, nada listo para ser padre, no cuando está tratando aún de arreglar su vida, no cuando lo de nosotros, con todo el dolor de mi corazón, sigue siendo un vaivén, no cuando tengo la sensación de que en un segundo a otro todo se irá a la mierda.

No quiero siquiera pensar qué va a pasar si llego a estar en ese proceso, porque en realidad, yo tampoco quiero ser madre. No aún.

─Estás muy callada─ La voz de Olwen me trae de regreso.

Mi vista se posa en él en ese instante sé que él no puede verme porque está concentrado en la carretera, pero yo me dedico a darle una sonrisa al ángulo de su perfil.

─Solo estoy tratando de descifrar el lugar a donde nos estás llevando─ Miento, pero él parece creerme ya que sonríe.

─Eres la mujer más impaciente que conozco─ Trata de sonar irritado pero la sonrisa tonta que se instala en su boca lo delata.

─Si bueno─ lo miro─ entonces ya somos dos─ Olwen suelta una carcajada y eso me hace sonreír a mí, amo tanto escucharlo reír.

─ ¿Estás tratando de decir que soy mujer? ─ Bromea conmigo.

─Digo que tú también eres impaciente hasta la mierda─ Olwen suelta una risa y mi corazón se llena de calidez debido a ese sonido.

Y el silencio se hace de nuevo, no se siente como que tengamos que hablar, y está bien, Olwen sigue conduciendo con una mano mientras que con la otra sostiene la mía, sus dedos entrelazados con los míos y de vez en cuando lleva mi mano hasta su boca para besar cálidamente mis nudillos.

No sé en qué momento el sueño me venció, no sé en qué momento la noche terminó y dio paso a la mañana, no sé en qué momento Olwen también se quedó dormido y es hasta entonces que me doy cuenta de que su auto está aparcado.

Limpio mis ojos por cualquier cosa que tengo en ellos, enfoco un poco mi vista y cuando me doy cuenta del lugar en el que nos encontramos, mi instinto es bajar del auto con mucho cuidado para no despertar al hombre que duerme como si no hubiera otra cosa que hacer.

Una cabaña está a la izquierda, la miro por unos segundos, pero mi vista sigue completamente puesta en ese lago que tengo frente a mí, el sol se hace brillar en el y de pronto me siento como si estuviera en un cuento de hadas, no dudaría si quiera que existiera una por ahí.

El color verde se adueña del lugar, pero también hay destellos dorados que se le atribuyen al sol, pequeñas aves vuelan por encima del lago haciendo su reflejo, es agua es tan cristalina que es como si estuviera viendo dos mundos a mis pies.

La paz que se siente en este lugar ni siquiera tiene palabras para que pueda ser descrita; me siente en el pasto, justo frente al lago para admirar un poco más, mi trasero se siente frio ante el sereno que descansa en esa área verde pero no le tomo el cuidado, subo mis rodillas solo para descansar mi cara en ellas y tener una posición más cómoda.

Siento unos pasos detrás de mí, pero no me giro para ver de quién se trata, esa loción, la puedo reconocer kilómetros, Olwen se sienta justo a mi lado, me jala hacia él y yo recargo mi cabeza en su hombro.

Ninguno dice nada, en realidad no hace falta.

─Venía a este lugar con Rodrigo cuando éramos niños─ dice con algo de nostalgia en su voz─ el abuelo nos solía traer aquí a los dos─ añade. ─ cuando nuestra vida no era una mierda─ No puedo evitar sentir una punzada en el corazón, sé que Olwen sufrió mucho, sé que aún sufre y eso me hace saber el hombre valiente que es, nadie puede soportar tanta mierda y seguir como él lo hace, estoy orgullosa de él, demasiado.

─Yo no tengo un lugar como este con Carlos sabes─ por primera vez hablo de él frente al magnate─ nuestros lugares se basaban en salas de hospital, charlas de madrugada mientras esperábamos a papá o detenidos en una larga fila para poder conseguir una hamburguesa rápida─ no miro a Olwen porque sé que si lo hago voy a quebrarme y no quiero hacerlo─ Carlos se enfocó en hacer momentos especiales que el lugar nunca importó, me duele un poco no tener un lugar al que pueda regresar para recordarlo y los momentos que tuve con él, apenas y son vagos recuerdos─ Dejo escapar un suspiro triste.

─ ¿Crees que él y yo nos llevaríamos bien? ─ Pregunta con un brillo de curiosidad en sus ojos.

Pienso unos segundos antes de darle una respuesta─ Sí─ asiento─ al principio habría sido ese hermano sobreprotector, y sin duda te habría roto la cara cuando me abandonaste─ Olwen suelta una pequeña risa─ y probamente te hubiera golpeado de nuevo en el segundo que me buscaste de nuevo─ Esta vez el magnate, suelta una amplia carcajada.

─Bueno, tendría una cara destrozada, pero mi relación con tu hermano sería buena, eso al menos me alegra─ ahora soy yo la que ríe─ Layla─ me mira, la seriedad regresa a él─ ¿Qué harías si descubrieras que tu hermano está vivo? ─ La sorpresa a su pregunta me hace deshacerme de su abrazo.

─ ¿Lo preguntas por tu hermano cierto? ─ Olwen desvía la mirada, pero asiente.

─Claramente no lo sé─ confieso─ porque no me veo en esa situación ¿sabes? Pasé años llorando su muerte que la poca probabilidad de que eso sucediera me rompería el alma por completo, me sentiría no sé ¿traicionada? Tal vez Carlos pueda estar frente a mí y a pesar de ser mi hermano, lo sentiría como un completo extraño para mí─ siento mi vista perdida─ eso no significa que no lo extrañe, que no desee volver a verlo, pero contigo, sintiéndose un poco real, me sentiría asustada─ digo lo que siento, Olwen parece estar igual de perdido que yo y en ese punto, con esta confesión puedo entenderlo un poco más.

No dejo de pensar cómo es que debe sentirse al regreso de su hermano y de su madre porque yo tal vez me sentiría perdida, aún no sé cómo es que él sigue ahí, a veces quisiera ser lo mitad de fuerte que es él, lo intento, he estado mejorando con eso, pero sé que aún hay cosas que me domina.

─Es por ti─ dice de la nada, yo lo miro confundida─ es por ti que sigo de pie─ se siente como si hubiera leído mis pensamientos─ todos los días, te imagino, lo primero que hago al despertar es pensar en ti y que tú eres la razón por la que vale la pena poner en orden mi vida─ siento un nudo en mi garganta─ porque te lo debo, porque sé que necesito ser mejor que esto para merecerte─ me jala hacía él y yo me siento entre sus piernas─ Layla─ pasa un mechón por detrás de mi oreja─ pase lo que pase, jamás olvides que te amo, jamás olvides que todo es por ti ¿sí? ─ yo asiento y lo envuelvo en un abrazo.

─Jamás olvides que te amo Olwen, jamás─ digo casi en un susurro...

OLWENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora