28.- Lima allá te voy!

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Después de esa salida tan especial para mí, lo único que sentía eran maripositas en el estómago.

La siguiente vez que lo vi, fue un lunes en la minivan que nos llevaba al trabajo. Estaba tan nerviosa que no podía mirarlo a la cara. El subió con su maleta, saludó a todos y me saludó a mi también, sin embargo, yo le respondí fríamente y mire a otro lado.

Creo que no debí hacer eso, pero tenía miedo de que los demás sospecharan que salimos juntos. Estaba como una niña que oculta cuando comió un chocolate de la mesa y hace como que no vio nada.

Los días pasaban y yo soñaba con volverlo a ver, por temas de la empresa lo mandaron de nuevo a otro proyecto y se fue como 3 semanas, ese detalle no lo sabía hasta que no regresó con los demás como de costumbre los viernes.

Al pasar dos semanas, mi coordinadora Natalia me preguntó si la siguiente semana podía viajar a Lima para ayudarla con al auditoría de recertificación que se avecinaba. Obviamente dije que sí y preparé mis maletas.

Era la primera vez que viajaba sola en avión, generalmente siempre iba acompañada. Estaba emocionada y algo dudosa de donde o como tomaría mi taxi.

Felizmente todo salió bien y me llevaron al mismo hotel cuando estuve en el aniversario de la empresa.

Me sentía tan bien que publiqué uno que otro estado del lugar donde estaba. Lo único que quería era que él me escribiera preocupándose por mí, pero no lo hizo. Fue como esperar que te hablara una pared. Su silencio me hizo sentir mal, ya que cuando yo viajé era el día que él regresaba a la oficina. Era obvio que notaría mi ausencia, como todos y se preguntarían donde me fui. Todos sabían que iría a Lima, estoy segura que él también, pero eso no hizo que me escribiera de nuevo...

La oficina en la que estaba la empresa era un edificio de 30 pisos, muy moderno. Estaba ubicado en el distrito más caro de Lima. Felizmente mi hotel no estaba muy lejos, podía caminar hasta llegar allí. La primera vez que entré me pidieron un pase, el cual no tenía, así que llamé a mi jefa y ella habló con el área encargada para que me dejen pasar. El recepcionista me pidió mi documento de identidad y se lo quedó, en lugar de eso me dejó mi pase con un código QR grabado en él. Estaba en calidad de visita. Al ingresar encontré varios ascensores que subían a diferentes pisos. Cada uno tenía un lugar a su costado botones con números donde colocabas el piso al que querías subir y te daba una letra,  en la parte superior con luces rojas señalaba la misma letra del abcedario.

Subiendo llegué al piso 12 donde estaba mi empresa. Estando allí, llegué justo cuando estaban dando una charla de seguridad. Felizmente aun era temprano T.T

Esa semana, traté de ayudar a Natalia en lo que podía y de paso conocer al personal que laboraba en las oficinas principales de la empresa. Me sentí bien recibida y muy tranquila de que hubiera tantas personas que se preocuparan por mí estadía, todo menos él...




La máscara de tu falso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora