35.-Cuarta y última cita II

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-¿Qué juego te gustaría elegir?-preguntó Alberto.

-Veamos....-di una gran vuelta para ver que juego sería bueno. Mi vista se detuvo en un juego que tenía una torre mediana con asientos que giraban por separado y se elevaban.-Me gusta ese.-señalé ese juego muy emocionada.

Creo que fue una decisión sensata porque no era tan peligroso ni tan monse(aburrido). Cuando subimos, podía ver que mis pies se elevaban, producto de que la torre había elevado la altura de los asientos unos dos metros. Me sentí un poco temerosa, no quería parecer cobarde. Él por su lado me preguntó.

-¿No tendrás miedo, verdad?

-Claro que no, yo siempre me subí a este tipo de juegos .-dije mirándolo a los ojos y sonriendo nerviosamente mientras mis manos temblaban. 

Él notó que si estaba nerviosa y rodeó su brazo sobre mi hombro. Me sentí protegida y más tranquila. No sabía si me sentía nerviosa por la altura en que giraba la torre o porque el me estaba abrazando. Solo sé que sentía mucha comodidad, como si no fuese la primera vez. No negaré que se me fue un grito por ahí cuando la torre giró más rápido, pero supe salir airosa de ese juego.

Me hubiera encantado saber que sus atenciones no eran algo genuino sino algo que leyó por ahí...

-Me gustó mucho este juego ¿podemos ir a otro?

-Claro que sí, pero esta vez me toca escoger a mí.

No me opuse, teníamos que estar cómodos los dos. El escogió el disco rayado o zamba. Nunca me había subido a ese juego. Al sentarme a su lado el posó su brazo detrás de mi espalda y me encantó. Fue tan sutil y genuino que supe que el juego no estaría tan mal. Aunque supuse que saldríamos muy mareados por las vueltas.

Al terminar la zamba, recibí un mensaje de mi mamá preguntándome si estaba bien. Ella no sabía que yo iba a salir con Alberto, no quería ilusionarla. Por eso le dije que saldría con una amiga y me quedaría en su casa, lo cual es cierto, bueno a medias.

-¿Estas bien?-Preguntó Alberto.

-Sí, solo me escribió mi mamá preguntando como estaba.

-Que te parece si vamos a otro juego-dijo Alberto extendiendo su mano para que la tome.

-Siii

-¿No te asustaste?

-Nop.- Respondí segura pero el no me creyó.

-Creo que si te asustaste, cerraste los ojos de nuevo. No me engañas.

-Es que me estaba mareando un poco pero pude resistir.

-Jajajaja

No quería parecer cobarde ante el, yo soy valiente y muy intrépida. Me gustaría que conozca esa parte aventurera de mi.

-Que te parece si subimos a ese-dijo Alberto señalando a un juego que me impactó mucho y al que le temía desde chiquita. El kamikase. También le temía a la montaña rusa pero para mi suerte ese juego estaba clausurado en esta feria.

-Ay no.

-Lo sabía, tienes miedo jajaja

-No claro que no-dije sonrojada.

-Claro que sí-dijo Alberto sonriendo.

-No, solo que me tomaste por sorpresa. jajaja. Además, me toca elegir a mí.

-¿entonces a cual te animas?-dijo caminando en dirección opuesta al juego kamikase y dándome la espalda, esperando que lo siga. Mas yo me quedé donde estaba y respondí muy rápido.

La máscara de tu falso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora