8.-Atando cabos sueltos

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El día que temía llegó. José se ha ido porque su convenio terminó. Me quedé sin un amigo dentro de la empresa. Pensé que ya no sabría de mi amigo hasta que José me contó que su jefe decidió contratarlo para que trabaje en otra provincia, en reemplazo de otro supervisor. Al menos podría consultarle unas cosas si seguía en la empresa. Tal vez no era tan malo porque hablaría con alguien si algo sale mal en mi trabajo.

Hoy todos trabajan mirando su monitor y hablando ocasionalmente entre ellos. A veces se oye un silencio parecido a cuando estas dando un examen. Nadie mirándote, nadie fijándose que estás ahí, me da un poco de miedo no tener con quien conversar o pedirle consejos.

-Buenos días- dijo una voz alegre que rompió esa atmósfera de silencio. Era la señorita Elizabeth siempre radiante y con una enorme sonrisa. - Como están todos, que bonito día hace hoy.

Elizabeth siempre que venía a la oficina saludaba a todos con un beso en la mejilla y se ponía a conversar un ratito, alegrando a todos los presentes. Quizás no todo es sombrío en esta oficina. Elizabeth es un amor de persona que alegra a todos incluyéndome también.

Días después...

Pensé en que me iría mal pero, estar sin José me orilló a conversar con Juan de Sistemas y con Carlos. Ambos muy buenas personas. Yo me sentaba justo en medio de los dos, ambos hablaban en sus ratos libres de temas muy debatibles de la política y sin querer me fui uniendo a sus conversaciones.  Poquito a poquito fui conociendo a Carlos, a quien confundí en un principio con un practicante y resulta que se trataba de un jefe, que roche. 

Ojalá me lleve bien con las personas que están de viaje.

Por la tarde, uno a uno los supervisores fueron llegando de su viaje, se veían como de más de 30. La mayoría vino a saludar preguntando mi nombre. Me alegró mucho conocerlos. Todo hubiera sido perfecto sino fuese por un incómodo momento cuando vino un supervisor "x" que apenas me vio se sintió extremadamente asombrado. Mas tarde, se acercó a Juancito a conversar unas cosas y de casualidad pasó al tema x y preguntó.

-Juancito, amigo, ¿Sabes dónde está Nidia? ¿es cierto que se fue?

- Se tuvo que ir amigo, no le renovaron el contrato.-respondió Juan.

-¿Ah? Pero si ella hacía todo. Pucha, que pena no me pude despedir de ella.

-Lo sé amigo, yo tampoco, estaba de vacaciones.

Escuchar eso me entristeció mucho, se notaba que querían y estimaban mucho a Nidia. Mi presencia no era tan importante. Creo que no se esperaban que yo esté presente mientras conversaban. Salí al baño, después de un rato, y siguieron llegando mas supervisores. Sin querer escuché a otra persona conversar con Juan, acerca de Nidia. También estaba asombrado por su repentina partida. Aparentemente Nidia salió una semana antes de mi ingreso.

-No puedo creer que Pedro hiciera eso. Nidia era buena chica. 

-Así es amigo, no podemos hacer nada. El gerente aprobó el plan de Pedro.

Era por eso que me miraban todo el tiempo. Yo le había quitado el trabajo a Nidia. Toda la tarde lo estuve pensando y entendí que, era por eso que Pedro quería que ingrese lo antes posible. 

Regresé a casa sola, no tenía con quien preguntarle eso, solo a José. Quizás si le escribía me contaría algo que pueda saber.

Mensaje:

Yo: Hola José como te va, ¿sabes porque se fue Nidia?

José: Hola, creo que no le renovaron el contrato.

Yo: ¿Sabes porqué?

José: La verdad no, supongo que no querían pagarle más.

Yo: Oh vaya, entonces ¿por eso me contrataron?

José: no sé que habría pensado tu jefe, no lo conocía mucho.

Traté de ordenar mis ideas y ver si estaba en lo correcto pero no podía, no me agradaba la idea de que a mi me contrataran para reemplazar a Nidia. Con razón el ingeniero Eduardo me dijo que Nidia era Supervisora y yo solo una practicante.

Yo: Y como te va en tu nuevo puesto, amigo.

José: Mal, aquí está haciendo frío, no me acostumbro. La comida es horrible, el clima es horrible, el transporte es horrible. Los malls no tienen todos los productos que habían en nuestra ciudad.

Yo: Entonces todo mal.

José: Bueno fuera, me duele la cabeza todo el día.

Yo: Chispas, te dio mal de altura.

José: No sé si sea eso pero no me gusta, creo que voy a renunciar.

Yo: Trata de acostumbrarte, quizás lo logras.

José: No sé no me esta gustando mi trabajo...

Yo: Chispas, no sabía eso.

José: ¿Nina podrías hacerme un favor?

Yo: Si, claro

José: Mi laptop está mal, creo que tiene problemas de configuración con mis claves, y quisiera saber si podrías llevárselo a Juan de Sistemas.

Yo: ¿yo? Ahm bueno, si no hay problema, claro que sí.

José: El siguiente viernes estaré en la ciudad, te lo paso en el paradero y luego el fin de semana me lo envías.

Yo: ok

Había olvidado que ese favor era importante. Felizmente si me acordé a tiempo y pude llevar su equipo con Juan.







La máscara de tu falso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora