34.-Cuarta y última cita

3 0 0
                                    

Me encantaría decir que he mejorado siquiera un poco. No comprendo que hice mal. Solo sé que fui tratada como si hubiera sido la peor mujer del mundo. Yo no merecía ese trato tan frío. No merecía que jugaras conmigo..

Me siento tan feliz de saber que lo volveré a ver y esta vez no seré ignorada. Lo quiero mucho, pero no se hasta donde. Me gustaría saber porque no ha intentado besarme todo este tiempo. Me da miedo que no sienta lo mismo que yo.

Quedamos en encontrarnos en el mall de Parque Lambramani. Llegué con unos minutos de retraso porque hubo mucho tráfico. Ojalá no se moleste. Me demoré en ponerme bonita para él y porque no sabía que ponerme.

Nina: Hola, disculpa ya llegué

Alberto: Hola, donde estás

Nina: En el primer piso y tú?

Alberto: Yo estoy en el segundo piso

Supuse que el quería que yo vaya hasta donde el estaba, así que subí a buscarlo. Tomé las escaleras eléctricas y no lo encontré.

Nina: Creo que no te veo

Alberto: Yo tampoco

Nina: Donde estás?

Alberto: En el primer piso

Nina: Yo en el segundo-me quería reír

Habíamos cruzado caminos y no nos habíamos dado cuenta.

Nina: Jajajaja

Alberto: creo que alguien debió esperarme..

Nina: ntp 

Bajé al primer piso buscando encontrarlo, pero no lo vi

Nina: No te veo en el primer piso

Alberto: Era que me esperes en donde estabas...

Nina:¿Dónde estás ahora?

Alberto: En el segundo piso

Nina: Para porfavor, jajajaja así nunca nos encontraremos.

Alberto: Espérame que bajo

Una vez más intentamos encontrarnos. Parecía un anécdota para recordar. Volví a subir de nuevo para seguir jugando.

Nina: No te veo

Alberto: volviste a hacerlo

Nina: No es cierto jajaja tu estás moviéndote.

Alberto: (cara enojada)

Nina: Mejor quédate tu y yo bajo.

Nuestro encuentro parecía no posible es las circunstancias en que estábamos. En ese momento lo tomé como si fuera un evento gracioso. No sabía que así sería nuestra vida.

En el primer piso busqué a un chico con su porte y contextura pero no lo encontraba. Juraba que me jugó una broma de nuevo. Seguro se subió nuevamente al segundo piso...Saqué mi celulcar para llamarlo. Su nro estaba ocupado. Mientras no pude notar que había alguien detrás mío tratando de asustarme.

-Boo

Pegué un mini grito de susto. Al voltear pude verlo de nuevo, era él. Esta vez usaba una chaqueta de cuero como de motociclista con unos pantalones oscuros y su cabello recién cortado. Me gustaba su outfit.

-Hola. dije emocionada y lo saludé con un beso en la mejilla.

-Hola.- me respondió Alberto con su voz varonil y sexi.

-¿vamos a ver otra película?-pregunté 

-No, mejor vayamos al parque de diversiones que esta en frente.

Cuando conversaba con él sentía muy cómoda. Aunque no puedo expresarlo, siento que él es especial en mi corazón. 

Con solo ver el parque de diversiones me emocioné como una niña. Siempre quise ir a un parque de diversiones así de grande. Mi mamá nunca me dejó subir a juegos peligrosos cuando era niña. Después no me di el tiempo y así se pasaron varios años desde que me subí a un caballito de carrusel.

Me quedé viendo un carrito de carrusel, porque recordé una pintura que vi en el pasado. Una pintura que me impactó mucho y que me transmitió deseos de libertad.

-¿Qué ves?-preguntó Alberto

-Estaba mirando el carrusel, me gustan los caballos. Creo que son especiales.

El no me entendió, miró el carrusel unos segundos y dio media vuelta señalando otro juego. 

-Que te parece si entramos primero al trayecto del terror en bote.

-Si, claro.

El compró los boletos y me llevó hasta el bote. Me dijo: No te vas a asustar

-Claro que no 

La verdad si tenía miedo, no me gustaban las cosas del terror. Quería irme a otro juego. Pero notaba que a él si le gustaba y yo quería darle ese gusto primero. 

El trayecto consistía en que cada tramo aparecían monstruos o fantasmas, todos muñecos con sonidos de terror y risas espantosas. Como todo estaba oscuro traté de pasar desapercibida cerrando mis ojitos todo lo que pude, hasta que Alberto se dio cuenta y me rodeo con su brazo. Pensé que me abrazaría pero solo quería abrirme los ojos para que no hiciera trampa.

-No hagas trampa tienes que ver todo

Iba a decirle que no quería pero fue más rápido que yo. El me besó la frente varias veces. Me pareció tan tierno que no dije nada. Solo sé que me sonrojé porque me quemaban mis cachetes. Fue una lástima que la ruta haya terminado tan rápido cuando recién comenzaba.





La máscara de tu falso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora