Destinos entrelazados

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El viaje se hacía largo, el silencio tenso en aquel citroen tipo a, sólo era interrumpido por el traqueteo de la pierna de Alice. La mente de Dominique estaba más confusa que nunca y varias frases no le paraban de rondarle.

"Ama a Alice como yo no pude y como ella nunca olvidó que la amaste."

"Al fin os puedo ver juntos"

"Hermano, ella nunca te ha olvidado...-"

"Aunque haya sido tu esposa, llevaba meses sin verte"

"Ella es una mujer madura y una amiga, al igual que tú."

Ese bucle de silencio, pisadas e ideas era roto por las indicaciones que daba Alice para llegar a su domicilio.

Dominique miró la cara de aquella mujer de dorado cabello, su rostro serio y mirada cristalina indicaba el esfuerzo que hacía para no romperse a llorar.

La mano del joven fue directa hacia una lágrima que caía del rostro de Alice y la secó para luego acariciarla.

-No estás sola, cuando me necesites búscame, estaré para ti.

Ella solo se limitaba a pensar para si misma

-Idiota nunca dejé de necesitarte al igual que nunca pude conseguir no pensarte.

Finalmente llegaron enfrente del edificio en el que residía la joven Robespiere.

-Muchas gracias Dom, puedes irte, ya nos veremos otro día - dijo Ailce tratando de sonreir.

-No me vas a invitar a entrar, yo que tenía pensado preparar algo para cenar.

-Si quieres, adelante.

Una vez en el piso Dominique se quito el jersey beis quedándose con su camisa remangada y con los primeros botones desabotonados para mayor comodidad.

-Puedo? - dijo Dominique señalando hacia una pequeña bodega.

Ella asintió recogiendo unas redacciones de estudiantes que estaban en la mesa de la sala de estar.

-Señorita que tal si toma unas copas de nuestro mejor vino mientras preparamos el plato especialidad, el cassoulet.

Alice se tapó la boca mientras su risa se escapaba.

Al rato de estar elaborando la receta Dominique comenzó a disfrutar de una copa de vino y su clienta en esa fantasía de restaurante llegó a la cocina ruborizada por el alcohol , diciendo que será su pinche.

Una vez terminada la receta, el joven sirvió un par de platos, acompañados de más vino, Alice se había recogido el pelo en un moño que realizaba su cuello y facciones. Ella se dió cuenta de la mirada de Dominique y se ruborizó algo más a la par que bajaba la cabeza y miraba el guiso, este olía como el que comía de pequeña en casa de sus padres en Toulouse.

Al probarlo se emocionó, ya que era igual a aquel que disfrutó tantas veces hacía años. Dominique apenas estaba comiendo su concentración se centraba en Alice, cuando la mujer acabó el guiso se sentó en un sofá que estaba en el salón mientras que le invitaba con un gesto de su mano a acompañarla.

Ambos se sentaron en el sofá y al rato ella se hizo bolita con las piernas pegadas para que no se le subiera el vestido y apoyó su cabeza, Dominique con su brazo alcanzó una manta de lana y tapó a su acompañante. En unos minutos Alice se encontraba profundamente dormida abrazada a él, se permitió disfrutar de ese contacto y le acarició el cabello, una sonrisa gentil y unos sonidos de gusto salieron de ella, este momento que a Dominique le resultaba familiar duró hasta que el cielo estaba completamente oscuro.

Entonces cargó en sus brazos a la mujer que lo abrazaba y la llevó hasta su cuarto, en el proceso tumbó una foto que estaba en la mesilla, metió a Alice en la cama y antes de marchar levantó la foto para verse reflejado, no exactamente, ya que era una versión más joven de él vestido con una toga.

Su corazón latió más fuerte y se acercó hacia aquella bella durmiente y le dio un beso en la frente y comenzó a marcharse.

-No te vayas, quédate conmigo - dijo una voz somnolienta

-Nos veremos pronto, lo prometo - respondió Dominique

Cuando se giró para ver a aquella voz , se dió cuenta que estaba completamente dormida.

-Descansa mi preciosa Alice sueña con tu país de las maravillas querida.

Y así Dominique abandonó aquel piso, se ponía como nuevo destino el hospital pensando en mil excusas que ponerle a Mikaella para que no se enfadara demasiado por no haberla ido a recoger.

La hora y media que tardó en llegar le dió a Dominique tiempo de imaginarse mil posibles escenarios, muchos de ellos acababan en enfados y otros tantos sin mayores problemas que una disculpa sincera, Mikaella no debería llevar demasiado tiempo esperando a que la recogiera ya que apenas eran las 9 de la noche y ella terminaba su jornada a las 8 o 8:30. Tras aparcar su citroen, el joven entró en el hospital y preguntó por la enfermera a una de las 3 mujeres encargadas de la admisión, aunque estas estaban más pendientes de una conversación que tenían entre ellas.

-Luisse, se te está pasando el arroz chica, llevas 4 años con tu novio y no te pidió matrimonio ya tienes, cuantos eran 29 o 30 años? Bueno pues eso que como te deje en un par de ellos más serás una solterona que vivirá sola, jajajaja.

-Como eres Emilie, como a tí se te murieron dos maridos en la guerra, tuviste que ir arrimandote a todos los hombres solteros o no, que encontrabas para no acabar así, no es así? - dijo una de las mujeres con una sonrisa socarrona.

-Eres una pérfida ramera, yo quise mucho a mi primer marido por eso luego me casé con su hermano, jumm. Aún no entiendes las obligaciones de una mujer, a ver si cuando cumplas los 20 empiezas a ubicarte sobre tus quehaceres Lilian.

-Chicas por favor, no os peleis. Emilie, agradezco tu preocupación pero mi Pierrot y yo no tenemos problema alguno, simplemente no queremos casarnos, además la gente no hablas más de la cuenta ya que vivimos juntos.

-Luisse por Dios, como puedes vivir con alguien que no sea tu familia...

Mientras Dominique, escuchaba sin demasiado interés la conversación de las mujeres esperando lograr un poco de su atención para poder volver hacer su pregunta vió dirigiéndose calmadamente hacia la puerta de salida al doctor Monserrat, este iba con una gabardina negra cerrada junto con su pantalón de traje del mismo color, un paraguas y su maletín eran todos los accesorios que llevaba consigo.

-Disculpe Doctor, la señorita Mikaella aún trabaja junto a usted, no es así?

-Dominique?, te veo mucho mejor, sí claro y a no ser que ella quiera seguiremos así mucho más tiempo es una enfermera excelente.

-Ah, perfecto, me podría decir, si sigue trabajando es que quedé en recogerla.

-Creo recordar que me dijo que uno de los doctores le había propuesto ir a tomar un café y siento decirte que se marchó hace casi de una hora.

-Oh, entiendo, gracias debió de ser un malentendido, tenga buen día Doctor Monserrat.

Con eso Dominique le dió la mano como gesto de despedida y se dirigió a su coche algo entristezido.

-Dominique, una cosa más, te recomiendo como hombre que podría ser tu padre que sea lo que sea lo que tengas con Mikaella, lo aclares cuanto antes, es una mujer joven, hermosa y con un buen trabajo, no le sobran pretendientes, no sé si me explico.

Dominique levantó la mano de espaldas en señal de despedida y se dirigió hasta la casa de Mikaella (en la que estaba de invitado) para ver si se encontraba dentro.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2023 ⏰

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