Todo Lo Bueno Termina

195 9 1
                                    

Tras la visita de Anthoine la comisaría montó una operación de seguimiento para verificar los datos aportados por el desconocido.
Al llegar a la manzana donde vivía el sospechoso, los policías reconocieron a Dominique, un hombre robusto de aproximadamente 1,75metros de altura piel ligeramente morena pelo negro y acompañado de una mujer de su misma altura piel blanca pelo dorado y brillante y un cuerpo bien definido.
Los agentes se acercaron a los sospechosos y le preguntaron al hombre si era Dominique, ante esa pregunta el hombre empujó al policía y junto a su pareja inició una carrera.

-Como nos han encontrado tan rápido-dice Dominique a su pareja con una respiración claramente acelerada.

-Pero, es imposible... Frédéric ya está en Lyon? - dice Alice alterada por la situación.

-Si va a pasarse en unas horas así que prepara todo porque hoy nos vamos de Francia.- dice Dominique mientras da un sutil golpe a la mesa, soltando de esta manera la rabia acumulada por la situación.

En la comisaria los agentes hablaban con la guardia militar para confirmar los datos.

-Si, si entiendo Capitán Petain, pero lo hemos visto, solo pido que manden a unos guardias para verificar la situación.-dice el agente
-De acuerdo, pero yo no me voy a jugar mi reputación en este caso, agente. Usted responderá con la placa si esto sale mal- dice en tono severo el capitán Petain.
-Mandaré a 5 guardias- repone.

Esa misma tarde se presentan 5 hombres uniformados con un traje de arrogancia y experiencia acompañados de 5 puros.

-Pasanos la dirección del desertor, nosotros nos encargaremos del resto- dice el guardia que parecía que estaba al mando con una sonrisa perversa.

-Pero, debería aconpañaros- dice con palabras entrecortadas el agente ante la amenazadora mirada de los guardias.

- Tu nos llamaste, ahora no te metas en temas de mayores- dice el guardia callando al agente.

Dominique y Alice están a punto de salir cuando un olor a humo recorre todo el piso, entonces unos gritos dijeron.
-Dominique entregate o quemaremos este piso con todo lo que haya dentro.

Dominique viendo desde la calle el coche de Frédéric decide poner el armario delante de la puerta mientras con un candelabro rompía la ventana que daba al balcón, mientras tanto Alice leyó las intenciones de su marido y fue atando todas las sabanas de la casa haciendo de esta forma una cuerda por la que bajar por el balcón.
De repente un sonido sordo hizo que nuestros protagonistas dejaran sus quehaceres.
Los guardias habían roto la puerta y entraban en el piso.

-Rápido vete bajando por el balcón, yo entretendre a los guardias si en 5 minutos no estoy contigo dile a Frédéric que te lleve fuera de Francia. - dice Dominique tratando de disimular su mezcla de miedo y estres con una sonrisa.

-No te voy a dejar, que te quede claro- dice Alice hasta que Dominique la calla con un beso

-Sabes que me encantas cuando te enfadas.

Con paso firme Dominique cogió el revolver que tenia en su mesilla y se preparo para enfrentar a sus rivales que estaban quemando el piso.

PUM, PUM, PUM!!
En el primer intercambio de disparos nadie sale herido, solo se escucha la voz de uno de los guardias que dice.

-Rindete te superamos en número y armamento ahórrate el esfuerzo y no mataremos a tu chica.
En un ataque de rabia Dominique sale de su zona de seguridad y dispara a uno de los guardias mientras grita.
-No oses nombrarla perra del estado
La bala llega a la cabeza del guardia que cae al instante muerto, pero la reacción de sus compañeros no se hizo esperar ya que dispararon al joven médico dándole en el abdomen.
Este al verse malherido se acerca al balcón donde ve a Alice subida al coche de Frédéric.

-Frédéric arranca! - grita Dominique

-Dominique! - ruega Alice

-Princesa, nunca olvides que te quiero- dice Dominique. 

Segundos después Frédéric haciendo caso a su amigo arranca el coche mientras Alice mira como el piso donde vivió los años más felices de su vida ardían y a su vez, vio como los guardias degollaban a Dominique.

Entonces Alice empezó a llorar y recordar aquellas palabras que le había dicho aquel joven que aquel 15 de octubre se marchaba a París con la intención de estudiar medicina para salvar vidas:

Yo solo quiero hacerte saber amiga estés donde estés que si te falta el aliento yo te lo daré, si te sientes sola háblame que te estaré escuchando aunque no te pueda ver.

El ocaso cerraba una tarde en la que un piso ardía en llamas un viejo se emborrachaba en un bar y un coche se perdía en el horizonte.

Lágrimas De Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora