Las segundas partes no siempre son malas...

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La impoluta habitación blanca estaba iluminada por un gran ventanal, era una gran habitación para tan pocas personas. Un paciente en estado vegetativo y lo que parece ser una enfermera. Unas lágrimas caen del rostro de la joven humedeciendo sus azules ojos, que tras ese segundo de debilidad se levanta de la silla de los invitados y se dirige a asistir a la sala de cirugías tal y como acababan de pedir por megafonía.
Después de tres horas de cirugía la joven enfermera de ondulados cabellos marrones sale del hospital para comer con su amigo el doctor Montserrat, el jefe de planta, este le advirtió que no se encariñara con el paciente Dominique Rousoo ya que iba a cumplir 3 meses en estado vegetativo y al no ver mejoría, desconectarían la máquina que lo mantenía con vida.
-Es injusto...-dice la joven.
-Mikaella sabes que no podemos ocupar recursos con casos perdidos.
La ahora frustrada chica se levanta del restaurante sin ni siquiera haber pedido plato y se dirige hacia el hospital quería despedirse de Dominique,aquel joven que tras despertar de un coma no volvió a recibir visitas de familiares.
Al llegar a la habitación cierra la puerta y como de costumbre desde hace mes y medio comienza a contarle lo sucedido por la mañana. Al cabo de diez minutos la joven sitúa la cabeza entre sus piernas y comienza a sollozar como una niña pequeña cuando se entera que falleció su perrito.
No sabía el porqué pero se había encariñado mucho con el excombatiente francés y sin pensarlo y a modo de despedida le da un beso en los cálidos labios de Dominique.
-Señorita Mikaella acuda a recepción- dice el altavoz del pasillo.
Al oír las mecanizadas palabras se dispuso a irse, pero no sin antes acariciar la mano derecha del paciente.
Al salir de la habitación se oyó el suave sonido del manillar cerrándose y después nada.
Esta envolvió el universo que se había creado en la muda habitación hasta que una forzada respiración acabó con su dominio, a esta le siguió una segunda y una tercera. Después unos segundos de silencio que se rompieron cuando Dominique pregunta en alto para si mismo como para que algo superior a el le respondiera:
-Donde estoy?

Lágrimas De Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora