Lágrimas De Guerra.

Una Mala Decisión

Enero de 1914, un olor a guerra rodeaba a Europa, pero el gobierno francés lo negaba.
Yo acababa de terminar la carrera de medicina, mi familia me miraba orgullosa, era el primer Petain que cursaba la universidad y estaba comprometido con la chica más hermosa de la antigua Galia, todo era perfecto.
Unos días antes de regresar a Lyon para al fin culminar el enlace matrimonial con la joven Alice Robespierre, me llegó una misiva urgente de mi padre rogándome que atendiera a mi hermano Alphonse de 6 años.
Sin dudarlo retrasé mi enlace unos días y me trasladé a Toulouse donde mi familia me espera con Alphonse, teniendo los claros síntomas de tuberculosis, al no estar seguro del tratamiento que aplicar al alevín de mi familia le escribí a mi profesor de la universidad de París. Este me redactó una receta basada en los cítricos que según los españoles, curaba la tuberculosis, pero como nunca me fié de esos moros del norte decidí aplicarle una sangría con sanguijuelas para bajarle la tensión y después intentar bajar la fiebre, lo había hecho miles de veces en la facultad pero algo falló.
Al día siguiente un grito de mi madre me despertó, solo pude ver su cuerpecito flacuchito y demacrado por la enfermedad, yo me había hecho médico para ayudar a la gente y no era capaz ni de ayudar a mi familia.
Un año después una gripe se llevó a mi padre haciéndome tomar una decisión decisiva entraría en el ejército para olvidar mis errores. Aunque el día que me fui Alice me tenía que decir algo...