Capítulo II

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Hola a todos! Y acá un nuevo capítulo jeje.

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Besos y abrazos.

Una semana pasó desde que Bran Stark inició su viaje hacia Nido de Aguilas y fue escondido en las criptas del lugar.

Robert Arryn, el primo de los Stark, no dudó en acoger al rey en su casa, eso debido a que Lord Royce lo aconsejó bien, prestar ayuda al nuevo Rey era casi una obligación, además, Nido de Aguilas seguía siendo una fortaleza impenetrable, ni siquiera un dragón podría atacar Nido de Aguilas. 

Los ejércitos del rey protegían el lugar, si los cuatro sujetos que buscaban matar al rey atacaban, encontrarían la muerte a manos de gigantescos ejércitos.

Aunque Bran Stark insistía en que Daemon y Rhaenyra no podían morir, pero para los demás, eso era algo improbable, si el rey de la noche podía morir, todos podían morir.

Debía haber alguna forma de matarlos, nadie podía ser invencible.

Daemon y Rhaenyra por su parte habían llegado a Rocadragón luego de un largo viaje y Daenerys se preparó para montar a Drogon.

Debería encargarse de los barcos que custodiaban la fortaleza, y Yara debería escabullirse para poder llamar a sus ejércitos que estaban cerca, esperando ocultos, para evitar ser apresados.

- Quemaré los barcos, tengo más experiencia quemándolos- dijo Daenerys que solo esperaba un arpón no le quitaba al único de sus hijos que le quedaba.

Pero debían hacerlo, solo así podrían entrar a Rocadragón.

Yara y Daenerys iban a salir del barco, cuando vieron a Rhaenyra y Daemon bajar primero. 

- Quédense tras de nosotros- ordenó Rhaenyra y ellos no entendieron.

- Pero, estos no son aliados, ellos intentarán matarnos- dijo Daenerys o apresarlos lo cuál igual terminaría con ellos cuatro muertos.

Daemon y Rhaenyra no escucharon, y Yara se encogió de hombros.

- Yo no soy quién discutirá con ellos- murmuró Yara caminando tras de ellos y Daenerys los siguió también.

Bien, ella había despertado a sus antepasados, ahora debería esperar lo suficiente, de cualquier manera haría que Drogon se mantuviera cerca.

Daenerys sintió nervios cuando vio que ellos ni siquiera usaban capucha para ocultar su cabello.

Seguramente los ejércitos que custodiaban Rocadragón los reconocerían, los atacarían.

Se sintió pequeña nuevamente, como cuando ella y Viserys se escondían para evitar que el usurpador los atrapara.

Aún recordaba cuando los sirvientes de Ser Willem los abandonaron y les robaron el poco dinero que tenían, se recordaba aferrada al brazo de Viserys tapados con capuchas, pidiendo asilos en casas en las que muchas veces no fueron recibidos. 

Recordó a su hermano vendiendo la corona de su madre para poder conseguir comida, y recordaba las lágrimas contenidas de Viserys cuando comenzaron a llamarle el Rey Mendigo. 

Aún recordaba cuando Viserys con lo poco que tenían ofreció un festín a comandantes de la compañía dorada con la esperanza de que lo ayudaran y luego de comerse su comida, ellos solo se rieron de ellos.

Recordó el odio que comenzó a sentir Viserys por ella, cansado de cuidarla, culpándola por matar a su madre durante el parto, a pesar de lo duro que fue con ella, fue Viserys quién le enseñó a amar su ascendencia Targaryen.

La maldición de la casa Targaryen ( Daemyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora