Día 7: Piscina

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⚠️CONTENIDO +18 ⚠️

Odiaba a su hermano, de verdad que lo odiaba muchísimo. No entendía porque Willy de entre tantos amigos que tenía justamente siempre tenía que invitar a Samuel a quedarse en casa, era como si quisiera perturbar su paz mental y alterar sus hormonas que de por sí ya estaban alteradas al ver al pelinegro en la universidad junto a su hermano mayor.

Suspiro acomodando sus lentes de sol y dejándose caer en la tumbona. Había tenido que escapar de la comodidad de su sala ya que Willy había llegado con el chico a apropiarse del lugar, además de sentarse justamente uno al lado del otro, con Samuel respirando muy cerca de él como para mantener la compostura.

Llevaba enamorado del mejor amigo de su hermano desde que tenía doce años y se habían mudado a la ciudad. Sam fue el primer amigo de Willy por lo que al poco tiempo se hicieron inseparables al punto de no pasar un día sin verse, eran como uña y mugre, cosa que molestaba a Rubén.

Creyó muchas veces que a su hermano le gustaba Samuel y viceversa, incluso llevando a qué pelee con el albino por esta razón. Pero todas esas dudas se fueron cuando Willy comenzó a salir con Luzu, su novio de hace más de cuatro años y Samuel parecía gustarle coquetear con cualquier chico o chica que se le apareciera en el camino creando celos en el menor

Y es que al principio fue un amor inocente, uno en donde solo veía al chico que siempre le sonreía y lo trataba bien como lo más maravilloso del planeta, alguien que admiraba y quería verlo todos los días. El problema fue cuando creció, con esto también vio crecer a Samuel y convertirse en el tipo que era hoy.

Sabía muy bien que el amigo de su hermano era uno de los más populares en la universidad por lo guapo y atento que era, todos lo buscaban para salir con él y es que Samuel tenía un cuerpo de infarto gracias a su constancia en el gimnasio, causando que más de uno se muera por tener algo con el chico. Rubén hasta sus inocentes quince años pensó que Samuel simplemente rechazaba a estas personas antes de que hicieran un movimiento, pero su sorpresa fue grande cuando se enteró gracias a una conversación de su padre y hermano que no era para nada un santo.

Entendía porque cada vez más pretendientes lo buscaban, su fama de ser muy bueno en la cama hizo que más personas quisieran acostarse con él, incluido Rubén. Y es que, uno en la adolescencia tiende a tener las hormonas alteradas, ahora imagínate luego de enterarte que tu crush de toda la vida tiene fama de ser una bestia a la hora del sexo y de paso tenerlo 24/7 en tu casa, nada bueno para la salud sexual del pobre chico.

Había perdido la cuenta de cuantas veces se había tocado pensando en el pelinegro, o cuántas veces había tenido un sueño húmedo imaginando como lo tocaba y hacia suyo. Esto había crecido a lo largo de los años, llevando a Rubén a cada vez ser más cuidadoso a cruzarse con Samuel por la vergüenza que le causaba verlo a la cara.

A sus diecinueve años ya sabía controlar mejor su cara de póker cada vez que lo veía llegar a su casa, así como su técnica para inventar una excusa para huir. O al menos eso creía ya que su hermano nunca hacía preguntas

-¿Te diviertes?

Levanto la mirada viendo a Samuel apoyado en la puerta corrediza que daba para la piscina. Rubius se dio el gusto gracias a que estaba con los lentes oscuros a pasar la vista por los músculos de sus brazos que se tensaban al estar cruzados y bajar solo un poco, notando cómo la camiseta se ceñía perfectamente al cuerpo del mayor

Para solo tener dos años más que él, Samuel parecía mayor, aunque no sabía si era por su cuerpo demasiado trabajado o su porte serio con el que a veces iba. Se veía guapo, aunque eso nunca lo podría decir en voz alta

Rubegetta Month 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora