Día 3: Refugiarse de la lluvia

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Se abrazó a si mismo mientras temblaba por el frio, había corrido cuatro cuadras y le faltaban todavía tres más para llegar a la parada del autobús. Limpio sus ojos que seguían llorando, aunque él quisiera que parará estos se negaban a hacerlo

Había salido a celebrar su aniversario de dos años con su novio, literalmente su cabeza espero que fuera una cena mágica y especial, pero termino siendo todo lo contrario. Mangel no solo había terminado con él esa noche, sino que le había dejado en claro que estaba confundido porque tenía sentimientos por otro chico

Tomo aire abrazando su cuerpo y cerrando su chaqueta antes de comenzar a correr lejos de la cornisa que lo tapaba de la fuerte lluvia. No había contado que al salir del restaurante el clima fuera la peor tormenta del año.

No sé fijo a los lados antes de cruzar la pista y simplemente corrió, escucho una bocina y luego unas luces lo alumbraron haciendo que se quede parado del susto y cierre los ojos. Espero el impacto, tal vez incluso el dolor del golpe, pero solo recibió el sonido de una puerta cerrarse y pasos

-¿Estás bien?- la voz gritaba para ser escuchado sobre la lluvia

Abrió los ojos encontrándose con un pelinegro que tapaba sus ojos para que la lluvia no cayera sobre ellos, estaba vestido de traje y podía jurar que sería de esas personas que tiene un paraguas de repuesto en el coche para estos casos, pero seguro del susto no lo había agarrado. Rubius paso saliva antes de asentir, no podía hablar, al parecer las cuerdas vocales se le habían atascado por el susto

-¿Seguro? ¿No estás herido? Lo siento, no te vi por la lluvia

-Fue...fue mi culpa- carraspeó al escuchar su voz tan rota- Pase sin ver

-No, yo debí notar que alguien estaba cruzando y bajar la velocidad- miro a ambos lados- ¿Vas a algún lado?

-A la estación de buses

-Eso está a tres cuadras- Rub asintió- Déjame llevarte, con esta lluvia no es muy seguro ir por ahí solo

-No creo...

-Te juro que soy buen tipo, solo es mi manera de disculparme

Rub miro hacia el coche aún parado en medio de la pista y luego al chico para asentir en respuesta. La verdad es que no le haría mal un aventón, ya se había mojado lo suficiente para agarrar un resfriado, no quería sufrir de hipotermia.

El pelinegro corrió hacia la puerta del copiloto abriéndola para él, corrió hasta subirse y suspirar al sentir el calor de adentro. Pocos segundos después el chico también se montó riendo levemente y sacudiendo su cabeza por el exceso del agua

Rubius se tomó el tiempo de analizarlo mejor, tenía el cabello negro, sus ojos eran amatistas, tenía un poco de barba en la barbilla y pecas por el rostro y cuello. Vestía de traje, el cual formaba muy bien su espalda y debido a que estaba mojado, la camisa blanca se hacía transparente dejando ver su buen trabajado cuerpo.

-Esta tormenta tiene para rato- rio extendiendo su mano hacia él- Samuel de Luque

-Rubén Doblas- tomo su mano comprobando que su agarre era fuerte pero amable a la vez

-¿Que hacías corriendo así por las calles?- prendió el motor haciendo que el coche se tornará más abrigador

-Pues...yo...- no sabía si contarle su triste historia o simplemente mentir- Tuve una reunión y cuando salí note que estaba lloviendo, no tenía paraguas así que comencé a correr

-Estas loquísimo tío- volvió a reír y Rubius se dio cuenta que tenía una sonrisa bonita- Bueno, a la parada del autobús ¿no?

-Sí, gracias

Rubegetta Month 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora