Día 10: Nieve/Snowboard

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(Segunda parte del Día 4, leerlo antes)

Vegetta se asomó por la ventana para ver cómo estaba el clima, la nieve había cubierto más de la mitad de la entrada y la montaña. Suspiro pensando en el trabajo que tendría que hacer cuando esa maldita tormenta terminará y lo que se demoraría en limpiar todo.

-¿Qué piensas?- unos brazos se enrollaron en él apoyando su cabeza en su pecho

-En lo horrible que está esta tormenta de nieve, no tiene cuando parar- miro hacia el castaño- ¿Cómo te sientes? Sé que es difícil este tipo de climas para tu parte oso

-Solo me da más cansancio de lo habitual- como si le quisiera dar la razón, bostezo- Mi cuerpo pide hibernar

-¿Por qué no descansas en mi habitación? Igual no vas a poder regresar a tu casa hasta que pare de nevar

-No puedo, tengo que cuidar a...

-¡Nieve!- Spreen pegó su cara a la gran ventana- ¿Podemos salir?- los miro con súplica

-No, claro que no- Rubius se agachó para alzarlo- ¿Y qué te dije de quitarte la polera? Puedes enfermarte

-¡Tengo calor!- Spreen se cruzó de brazos moviéndose para que lo baje

-Si te expones mucho al frío tu parte oso puede caer en período de hibernación- el castaño agarro la polera que estaba en una de las sillas para ponérsela al niño agachándose a su altura- Creí que ya te lo había explicado Spreen

El pequeño hizo puchero mirando mal al castaño que suspiro cansado. Spreen llevaba dos meses con ellos, luego de los ataques a su aldea, la muerte de sus padres y de haberlo rescatado habían decidido cuidar al niño hasta que encontrarán otra aldea de híbridos de oso que quisieran adoptarlo como parte de ellos.

Fue difícil poder explicar cómo se habían enterado de los cazadores que atacaron la aldea del niño frente a los demás héroes sin filtrar sus identidades secretas. Por suerte nadie hizo preguntas y Merlon los ayudó sin protestar, dándoles la solución de conseguir una familia híbrida en otra aldea para el niño, aunque esto tomaría tiempo

A Vegetta no le gustaba la idea de cuidar a alguien tan pequeño, pero por primera vez pudo decir que tener a Rubius a su lado era una gran ventaja. Sabía manejar muy bien al niño y hasta lo cuidaba al punto de que Spreen siempre lo estaba obedeciendo.

-¡Quiero ir a la nieve!

-Basta Spreen- Rubius se cruzó de brazos- No iremos a la nieve

-¡Vegetta!- hizo berrinche mirando al pelinegro

-Lo siento, Rubius sabe más de esto que yo, así que le haré caso

-¿Y si me pongo mucha ropa? Así no sentiré frío

-Es peligroso, incluso yo que tengo controlada a mi parte oso trato de no exponerme al frío- se sentó en el suelo atrayendo al pequeño- Entiende por favor

-Está bien- el pequeño bajo la cabeza acomodándose entre las piernas de Rub- Es solo que con mis padres siempre íbamos a jugar a la nieve y luego entrabamos a casa para calentarnos, pensé que también podríamos hacerlo

-Spreen...

-Iré a jugar en la habitación- se puso de pie subiendo las escaleras corriendo

-Se me rompe el corazón cada vez que recuerda a sus padres- Rub no quitó la mirada de dónde se había ido el niño

-Ya, a mí también- se puso de cuclillas acariciando la espalda de su pareja- Hacemos lo mejor que podemos, verás que cuando esté en una aldea rodeado de gente como él se sentirá mejor

Rubegetta Month 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora