Día 13: Studio Ghibli AU

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Llevaba secuestrado desde el viernes en la casa de su mejor amigo frente a la televisión y con paquetes de dulces o palomitas tiradas en la mesa de centro. Samuel bufo bebiendo un trago de su soda, viendo como Rubius ponía la siguiente película

-¿Cuántas quedan?

-Catorce contando la que vamos a ver

-¡No puede ser!- se deslizó en el sofá tapando su cara- Voy a soñar con ese estudio de animación

-¡Mucho mejor! Nos ayudará en la competencia

Samuel puso los ojos en blanco acomodándose en el sofá. Rubius se había enterado hace unos días que había un evento relacionado a Estudio Ghibli, un juego de preguntas y respuestas exclusivo para los fans de ese tipo de películas.

Todo había ido bien hasta que el chico se enteró que el ganador no solo se llevaba un premio, sino que ese mismo premio era un viaje para conocer el museo del estudio en Mitaka, Japón. Para esto el equipo que participaba tenía que tener un puntaje perfecto, sin contar que ganar todas las rondas.

El problema es que como su mejor amigo era un otaku antisocial con problemas de habilidades sociales, al único amigo que tenía para que lo ayude a concursar era nada más y nada menos que Samuel. El chico no se había podido negar a las súplicas de Rub, por lo que terminó aceptando luego de tres veces que le rogó

Todo estaba bien hasta ahí, pero Sam nunca se había visto ni una película del estudio Ghibli por lo que sus conocimientos eran nulos con respecto al tema. Pensó que Rubén se dedicaría a contarle todas las películas, que le diría los puntos básicos o las respuestas a las preguntas que podían hacerle

Pero no, el chico había decidido secuestrar a Samuel en su departamento y le había armado una larga lista de películas que ver. Habían comenzado un viernes en la noche y hasta el domingo en la mañana les faltaba catorce películas.

Lo peor es que ni si quiera dejo que saliera a comer o a tomar algo de aire, sino que se sentó a su lado con control en mano a hacer el maratón. Samuel sentía que si veía una sola película más de ese estudio o comía otra vez comida de delivery iba a enloquecer.

-Venga, veamos la siguiente, se llama el castillo en el cielo, es demasiado bonita y...

-¡No! ¡Basta! - se paró de golpe- No puedo más, me volveré loco

-¿No quieres competir conmigo?- hizo puchero triste

-Claro que quiero Rub, pero necesito un respiro, no hemos dejado de ver esas películas desde hace dos días

-¡Pero son buenas!

-¡Claro que sí! Pero no las disfruto porque me saturaste el cerebro- se sentó rendido a su lado- Solo...¿podemos ir a comer antes de ver la siguiente?

-Pero podemos pedir delivery...

-Hazlo y juro que perseguiré al repartidor como un perro persigue al cartero- Rub no pudo evitar reír- Salgamos, aunque sea por una hora, creo que ya ni conozco la luz del sol

-¡Exagerado!- le pegó en el brazo antes de suspirar- Bien, vamos, pero quiero comida japonesa

-Claro que si

Sam puso los ojos en blanco por segunda vez antes de agarrar las llaves de su coche y salir de la casa. Decir que se sintió bendecido cuando el aire frío de afuera lo golpeó era poco, incluso se permitió disfrutarlo por unos segundos

-Cualquiera diría que te prive de tu libertad

-Lo hiciste- lo miro mal- Casi me mordías el brazo cada que quería irme

Rubegetta Month 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora