☕┊Capítulo 13

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Cuando menos lo pensaron
los cinco meses de gestación
habían llegado. Jungkook estaba
feliz, realmente amaba estar
embarazado y tener en sus manos
la posibilidad de que su familia se
expandiera pero no estaba nada
contento con los cambios que su
cuerpo estaba atravesando.

Siempre aceptó que no era como
los demás omegas, esos que salían
en las películas o que dominaban
las pasarelas de moda, nunca fue
algo que le causara problemas.
Sin embargo ahora, que sus
caderas se habían ensanchado
el triple de lo que normalmente
eran, su cara se había redondeado
producto de los kilos de más
que empezaba a adquirir, estrías
decoraban sus muslos y vientre y
su pecho empezaba a hincharse; la
inseguridad salía a flote.

Estaba parado frente al espejo de
cuerpo completo de la habitación
que compartía con su alfa, nada
más que unas finas bragas de
algodón cubrían su anatomía.
Paseaba su mirada por cada
rincón de su cuerpo, haciendo
muecas de vez en cuando al notar
aspectos que él mismo consideraba
desagradables.

Pero no lo malinterpreten, amaba
a cada uno de sus cachorros,
incluyendo al que venía en camino,
pero nunca fue demasiado fuerte
frente a los cambios. Su mente lo
torturaba con frecuencia, aunque
se haya querido convencer de que
supuestamente había superado
este tipo de cosas hace años.

Estaba tan concentrado en si
mismo que no notó cuando Jimin
ingresó a la habitación. El aroma
a tierra húmeda se intensificó en
cuanto el alfa divisó la situación.

Rápidamente, dos manos
cubrieron su vientre y los ojos de su
esposo se conectaron con los suyos
por medio del espejo.

Se dejó caer contra su pecho con
el aroma fuerte cubriendo el de
la lavanda. Suspiró en el proceso
mientras permitía que su mirada
cayera al borde de su vientre, ya
que le costaba ver las puntas de
sus pies. Una extraña vocesita se
instaló en el fondo de su mente,
repitiendole una y otra vez lo
asqueroso que era.

-¿Qué sucede, bonito?-
murmuró Jimin todavía dejando
pequeñas caricias sobre él pero
sin despegar sus miradas.

-¿Todavía te gusto?-la voz salió
como un fino titubeo.

-Siempre. Eres el omega más
hermoso que alguna vez podría
haber existido y eres mío.

-Pero ahora estoy gordo y feo -
sollozó- lleno de marcas, mis
pechos duelen y mi cara parece un
pan.

Jimin lo cargó entre sus brazos,
el vientre más grande siendo
un pequeño impedimento pero
nada que no pudieran resolver.

Los dirigió hasta el nido de
Jungkook, dónde lo recostó
y se quedó arrodillado fuera
de el.

-Puedes entrar, alfa -murmuró
Jungkook con pesar mientras se
limpiaba las lágrimas.

Ahora con el permiso de su omega,
ingresó al nido y posicionó su
cuerpo sobre el de su omega.
Comenzó a repartir diminutos
besos por la cara, el cuello, la
marca, las clavículas, el pecho
y todo lo que se encontrara a su
alcance.

Jungkook solo se dejó hacer mientras
soltaba imperceptibles ronroneos
que eran opacados por las
continúas lágrimas.

-En primer lugar, no estas gordo,
estás lleno de mi cachorro –
Jimin dejó de besarlo para mirarlo
fijamente intentando trasmitirle
todo el amor que abarcaba su
corazón-y en segundo, no eres
feo, eres el omega más hermoso del
mundo. No me importa tu aspecto
físico, lo bello lo llevas en el alma,
aunque realmente eres un dios
demasiado caliente.

Jungkook ahora si lloró más fuerte
mientras rodeaba el cuello de Jimin
con sus brazos, el alfa manteniendo
sus codos a los costados de la
cabeza para hacer de soporte y no
aplastar el vientre.

¿se agranda la familia? 𓍢 ִֶָ  jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora