Capítulo 15

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—¿Nunca le viste con ninguna chica?

La pregunta de Kazuhiko no tomó a Tobi por sorpresa, pero sí lo puso a pensar. El Tomioka y el Uchiha se encontraban en una de las cuevas secretas de Akatsuki, por los pasillos donde el resto de miembros normalmente no tenían acceso.

—No —le aseguró Tobi; el hombre más mayor no podía ver su rostro tras esa máscara espiral, pero su tono de voz parecía sincero—. Siempre está solo, incluso en sus ratos libres. Nunca nadie le ha visto con ninguna mujer.

—No hablo de una mujer, sino de una adolescente como él —el Tomioka apretó los dientes y chasqueó la lengua, molesto—. Se trata de mi hija mayor, y me consta que han pasado mucho tiempo juntos durante este último año.

—Lo siento, pero no soy su niñera —el Uchiha se cruzó de brazos con desinterés—. No estoy pegado a él cuando está fuera de sus misiones para ver qué hace, tengo cosas más importantes en la cabeza.

—Yo tampoco le prestaría más atención de la necesaria si no hubiera entregado a mi hija a Konohagakure —Kazuhiko soltó un suspiro de exasperación—. Encima, ha tenido la audacia de decírmelo mientras se burlaba de mí.

—¿Qué? —Tobi se volvió rápidamente hacia él—. ¿Ese malnacido sigue trabajando para la Hoja?

—Creo que es evidente, ¿no?

—Puta rata asquerosa —escupió el Uchiha y apretó los dientes con rencor—. Quién sabe cuánta información les ha filtrado a esos vejestorios sin cerebro.

—Le reclutaste tú. ¿Por qué no tuviste más cuidado?

—Créeme, asesinar a ese mocoso lleva en mis planes bastante tiempo. Sólo quería explotar el potencial de su poder primero —el menor, que por cuya voz no parecía tener más de veinte o veintiún años, se llevó la mano a la barbilla—. Quizá haya llegado el momento de hacerlo.

—¿El qué?

—Matar a Itachi Uchiha. Ya no me es útil.

—No —Kazuhiko le miró fijamente a los ojos—. Me jode decirte esto, compañero, porque soy el que más ganas le tiene, pero no le pongas un dedo encima. No mientras Konoha siga teniendo a mi hija.

—Espero no ofenderte, pero tu hija me importa una mierda —murmuró Tobi—. Si ese cabrón está soltando información sobre nosotros se nos va a hacer imposible atacar a la Hoja por sorpresa. ¿Ves por dónde voy?

El Tomioka apretó los dientes y se acercó a su aliado, con una mirada amenazadora. Suficiente esfuerzo estaba poniendo trabajando con un Uchiha, como para encima aguantar sus faltas de respeto y tener disputas con él. Muy sinceramente, no tenía ganas de soportarlo.

—Mi hijo mayor y yo os estamos dando poder, más del que podríais imaginar sin nuestro acuerdo —dijo con lentitud—. Más sorpresa que eso no van a tener, así que no toques a ese mocoso mientras tengan a mi hija o estamos fuera de esto. ¿Ves por donde voy?

Tobi resopló como un niño pequeño.

—Tomioka, la Hoja también puede reforzar su milicia si utiliza el poder de tu hija —se quejó—, piensa un poco.

—Mi hija todavía no pertenece a la rama principal de nuestro clan —aseguró—, no puede llorar por shinobis así que estate tranquilo.

Tobi apretó la mandíbula, pero acabó soltando un suspiro de rendición. Frunció el ceño, sin embargo, porque todavía veía demasiadas aguas en sus movimientos. Un paso en falso y todo se iría a la basura.

—Si tu hija todavía no es una Tomioka, razón de más para actuar cuanto antes —sentenció sin pestañear—. En el momento en el que Konoha descubra su linaje, todo estará perdido. Tenemos que asesinar a ese mocoso antes de que sepan que pueden utilizarla como rehén. ¿Me entiendes? Si llego a ver a tu hija y ella no trabaja para la aldea, podrás quedarte tranquilo de que no van a utilizarla. Y, entonces, Itachi será hombre muerto.

La Espiritista | Itachi UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora