OMNISCIENTE
Desde el nacimiento del tercer vástago del Rey Aegon, Rocadragón no se había sentido tan llena de vida y alegría. Desde el renacer del sol hasta la muerte de este mismo, las risas y la dulce voz de la princesa Viserra recorrían los pasillos como el más delicado aroma a lavanda; haciéndose reconocer donde quiera que este.
Jugando con sus cuidadoras mientras las hacía perseguirla por los alrededores del jardín, la infanta Viserra estaba más alegre que cualquiera de los días en los que despertaba con una radiante sonrisa dándoles la bienvenida a las mujeres que se encargarían de vestirla para seguir revoloteando cuál paloma por el castillo. Ese día era especial, su padre iría de visita a pasar tiempo con ella, era su sexto onomástico y el Rey nunca había faltado a los días especiales de la niña de sus ojos.
Porque eso era Viserra, la niña de los ojos de su padre, aquello quedo claro cuando ante su nacimiento hubo una gran celebración, tres día y tres noche duraron los pueblerinos de Desembarco del Rey festejando el nacimiento de la princesa dragón. Sin embargo, no había persona que estuviera más feliz de aquel nacimiento que el joven príncipe, Maegor, este vivía al pendiente de las necesidades de su madre y su hermana, tan atento como su corta edad se lo permitiera.
Ese día no era diferente al resto, Maegor estaba sentado bajo la sombra de un árbol con libro en mano mientras de vez en cuando le echaba el ojo a su hermana, quien parecía exhorta en su divertido corre y atrapa entre las sirvientas y ella. Esa era su rutina habitual desde que despertaba, vigilar a su hermana y asegurarse de que tuviera todo lo que la joven le pedía. Viserra no había detenido el juego desde que bajo al jardín a jugar, las cuidadoras ya estaban agotadas, pero la violenta reprimenda que podrían obtener del mayor no era algo que desearan recibir.
Sin embargo, los pensamientos de la joven dejaron de estar concentrados en jugar y corrió a los brazos de Maegor, quien preocupado por que se lastimará arrojo el libro a un lado para atraparla.
—¡Maegor! —gritó, tirándose sobre su hermano. —¿Cuándo llegará papá?
—Debes tener cuidado, puedes lastimarte, Viserra. —su hermano la regaño o eso quería hacerle parecer, porque la suavidad con la que aquellas palabras fueron dichas eran lo contrario a un regaño. —Cuando veas la sombra de Balerion sabrás que está aquí.
Viserra, insatisfecha con esa respuesta se acomodó en los brazos de su hermano recostando su cabeza con su muslo. Sus pequeñas manos tomando el rostro de su Maegor para que su atención estuviera completamente en ella.
—¿Falta mucho tiempo para eso?
—No, pronto estará aquí. —respondió el mayor, apartando un mechón de cabello del rostro de su hermana. —¿Ya no vas a jugar con las sirvientas?
Viserra negó.
—Aenys y la tía Rhaenys también vienen con papá. Y estaremos toda la familia en mi día especial, ¿también estas feliz porque estaremos todos juntos?
—Sí, supongo.
La princesa no entendía por qué su hermano no parecía feliz, era su día especial. ¿Por qué no lo estaría? Ahora que lo piensa mejor, él nunca era feliz cuando su hermano mayor estaba con ellos, su cara siempre lucía molesta y a Viserra eso no le gustaba. Ella le había preguntado a su madre al respecto, pero la respuesta no pareció convencerla, según su madre, Maegor nació con el rostro arrugado y molesto. Y ella no creía que fuera cierto, su hermano no estaba arrugado cuando estaba con ella o cuando jugaba al guerrero con otros caballeros, cuando jugaba a eso era muy feliz.
Desde la entrada al jardín la madre de ambos príncipes miraba a sus hijos con adoración, se había encargado que ninguno se sintiera menos, especialmente por la gran atención que recibía el heredero por parte de sus progenitores. Aenys siendo el joven enfermizo que es, demandaba más atención, no solo de sus padres, sino que de los maestres por igual. Sin embargo, sus hijos habían nacido sanos, Visenya agradecía a los dioses por ello. Hijos sanos e inteligentes, la legitimidad de sus hijos nunca fue puesta en duda, niños fuertes con el temple de los conquistadores más fieros en el campo de batalla. Esos eran Maegor y Viserra, hijos de conquistadores y descendientes de la sangre del dragón, y la grandeza estaba destinada desde sus nacimientos, Visenya no esperaba menos de sus hijos y ellos a sus cortas edades no le demostraban lo contrario.
![](https://img.wattpad.com/cover/355827990-288-k661228.jpg)
ESTÁS LEYENDO
OUR LOVE ──maegor targaryen
Fanfictionᴏᴜʀ ⎯⎯⎯ belonging to or associated with one or more people. ໒꒱ Donde Maegor solo tiene ojos para su dulce Viserra, pero el deber y el amor se interponen entre lo que alguna vez uno de ellos creyó tener. ˎˊ˗ ʟᴏᴠᴇ ⎯⎯⎯ an intense feeling of deep affe...