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Estaba perdida,
mi mente era una gran
página en blanco.
Las paredes del hospital
resplandecían,
tanto que mi visión dolía,
también mi vientre.
La luz quemaba
por mis ojos cansados de llorar.
Me decían que ya estaba segura, 
pero él seguro esperaba
del otro lado
de la habitación. 

InconexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora