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Los vecinos llamaron a la policía.
De pronto irrumpieron en mi casa, 
como aquella noche olvidada, 
y me llevaron con esos. 
Escuché una risa, la suya,
y le pedí que se callara
antes de que
cerraran la puerta.
Él se seguía burlando de mí
y de todos.
En casa de mis padres
ya no dormía por las noches,
apenas comía
y seguía sin recordar.
El psiquiatra dijo:
"Pronto empezarás terapia grupal".
Yo quise decirle
que se fuera a la mierda,
que ya no lo intentara más,
pero las palabras no salieron.

InconexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora