15

8 3 0
                                    

Llegué con los pies cansados
y el corazón martillando
feroz, a cada paso.
Al abrir la puerta,
me desplomé en el portal.
Las tintas de la mentira
todavía escurrían 
en las paredes. 
Mentiras que yo creí: 
no parecía ser aquel demonio
cuando todo empezó.
Pero emergió, cual monstruo, 
silencioso como sombra,
para llevarse no solo mi inocencia,
sino toda mi energía.

InconexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora