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Mis padres me obligaron
a vivir con ellos tras mi diagnóstico.
Me miraban como a un cachorro
atropellado, agonizante.
Controlaban mi medicación,
creían que podía atentar contra mí.
Pensaban que me iba a romper,
pero eso ya había pasado hace años.

InconexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora