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Y tú te habías marchado,
no sabía dónde.
Tampoco cómo buscarte,
ni a quién preguntar.
Te fuiste tan de a poco
que tu rastro se borró,
desapareciendo como hojas
con la ventisca de otoño.
Vino la policía a verme,
preguntó mi nombre,
si recordaba qué había pasado
y no supe qué responder.

InconexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora