Capitulo Cuatro

0 0 0
                                    

No tenían muchas alternativas: podían aterrizar en el deshabitado planeta, pero estarían demasiado cerca de Boba Fett para sentirse a gusto. Además, no tenían razones para pensar que podrían escamotear combustible para despegar.

—Tenemos una opción —dijo Obi-Wan mientras escaneaba el ordenador de navegación—. El ordenador muestra que no tenemos suficiente combustible para conseguirlo, pero podríamos ser capaces de ganar algunos kilómetros más de los que muestra el ordenador. Es un planeta medianamente grande; por lo que tiene que tener un muelle orbital o un astillero orbital. Se llama Acherin.

—Me suena familiar —dijo Ferus.

—Fue donde tuvo lugar uno de los últimos asedios de las Guerras Clon —dijo brevemente Obi-Wan. El nombre del planeta trajo una carga pesada para su corazón. Su amigo Garen Muln había sido Comandante de las fuerzas de la República en Acherin y probablemente había muerto allí en ese día horrible cuando los soldados clon se habían vuelto contra los Jedi, matando a sus antiguos generales por orden del Lord Sith que ahora era Emperador.

—Introduce las coordenadas —dijo Ferus—. Es nuestra única opción.

No había nada que hacer ahora más que esperar que el combustible aguantase. Mientras giraban por el espacio, intentaron no contar los kilómetros mentalmente. Finalmente, se aproximaron al planeta, una neblina de tintes violeta en la distancia.

Obi-Wan usó la unidad de comunicaciones, intentando conseguir una respuesta.

—Esto es extraño —dijo él—. No puedo obtener una respuesta. No solo eso, sino que no hay charla en las líneas abiertas.

—Esto es raro —dijo Ferus—. Sigue intentándolo. ¿Hay algún tipo de perturbación atmosférica en el aire?

—No. Tienen una densa atmósfera interna, pero nada que pueda bloquear las comunicaciones.

—Vamos a tener que entrar en su atmósfera —dijo Ferus—. Odio entrar en cualquier lugar sin permiso estos días, pero no tenemos alternativa.

Redujo la velocidad mientras se acercaban a Acherin.

—¿Qué es eso? —preguntó Trever, señalando hacia algunas vetas naranjas en el cielo.

—Podría ser algún gas cósmico surgiendo de forma natural —dijo Obi-Wan.

—Pero estamos en la atmósfera interna —dijo Trever.

Ferus empezó a girar la nave inmediatamente.

—En ciertas condiciones, como una atmósfera densa, el residuo de la combustión de un misil puede dejar…

Una andanada repentina surcó el cielo. Esta vez, supieron exactamente lo que era.

—Eso es fuego láser —dijo Obi-Wan—. ¿Pero qué?

Repentinamente, una imponente flota de naves de asalto apareció, dirigiéndose directamente hacia ellos.

—El Imperio —dijo Trever.

Los cazas despegaron de una de las naves de asalto, persiguiendo un trío de pequeños cazas que salían disparados a través del cielo. Los cazas imperiales comenzaron a perseguir a los tres renegados.

Ferus tragó.

—Genial. De todos los planetas de la galaxia, tenemos que elegir uno en medio de una guerra.

—Vamos a tener que aterrizar —dijo Obi-Wan. Rápidamente accedió a los sistemas de mapeo de la superficie—. Simplemente desciende, no estamos cerca de ningún espaciopuerto, y no queremos caer en manos del Imperio en cualquier caso.

Rápidamente, Obi-Wan escaneó los sensores topográficos.

—Hay un área debajo, en un cañón que nos daría bastante cobertura —le dio a Ferus las coordenadas.

Repentinamente, uno de los cazas renegados se separó de los demás. Se acercó a ellos, volando tan cerca que su panza casi raspó el techo de su nave.

—¡Me está forzando a descender! —gritó Ferus—. ¿Qué está pasando?

—Y está disparando —añadió Obi-Wan—. Está alertando al Imperio de nuestra posición.

—Sí, esto sigue mejorando.

Bajaron rugiendo a través del cielo. La superficie del planeta surgió amenazadoramente.

—No puedo mantener este curso —dijo Ferus. El fuego láser sacudió la nave.

La nave encima de ellos fue golpeada. El humo oscureció su visión repentinamente.

—¡Vamos a realizar un aterrizaje forzoso! —gritó Ferus, forcejeando con los controles.

Con un horrible gemido, la nave tocó tierra y patinó en la roca. Ferus controló el aterrizaje, pero la paliza que recibió de las rocas le afectó negativamente. Se detuvo finalmente de costado, el metal gritaba contra el árido suelo.

Activaron la rampa de aterrizaje, la cual sólo se abrió en parte. Ferus registró el compartimiento del piloto y encontró un viejo bláster, que sujetó en la mano mientras les conducía afuera.

A corta distancia, el piloto del caza renegado había salido de su carlinga, con un bláster preparado.

El fuego láser fue hacia ellos, intentando mantenerlos en un pequeño área.

—¡No os mováis! —Gritó el piloto—. Si os movéis, estáis muertos.

The last Jedi : Dark WarningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora