Estábamos juntos cuando ocurrió —dijo Toma—, en nuestro cuartel general en Eluthan. Negociábamos los términos de la tregua. No nos llevó mucho tiempo, pero disfrutábamos de la compañía del otro. Pensábamos que éramos enemigos, pero descubrimos que teníamos mucho en común. Entonces, ocurrió.
—Los soldados clon —dijo Obi-Wan.
—Él estaba en la base conmigo —dijo Toma—. Las videopantallas estaban encendidas, y vimos atacar a los soldados clon. Como si alguien hubiera pulsado un interruptor, estaba claro que tenían órdenes de capturar a Garen y matar a cualquiera que se cruzara en su camino. Quería salir y luchar, pero era demasiado tarde. Tuve que convencerle de que se quedara conmigo, que podía esconderle. Y lo hice. Tenía un lugar seguro en las cuevas volcánicas fuera de la ciudad, un lugar que había creado en caso de que ocurriera lo peor. Nunca pensé que lo peor le ocurriría al hombre que una vez había sido mi enemigo, y que yo le protegería.—¿Ellos le buscaron?
—Durante semanas —dijo Toma—. Fui entrevistado por un grupo especial llamado los Inquisidores.
—Hemos tenido noticias de ellos —dijo Ferus secamente.
—¿Uno de ellos se llamaba Malorum? —preguntó Obi-Wan. Toma negó con la cabeza.
—No. ¿Por qué?
—No es importante —dijo el Jedi—. Por favor, continúa.
Esta vez, Toma asintió.
—Finalmente —dijo—, los Inquisidores se rindieron. Asumieron, creo, que él había escapado del planeta. Una vez que las cosas se tranquilizaron un poco, Garen me dijo que era el momento de irse. Le di una nave.
Obi-Wan no podía creer lo que estaba oyendo. Se había acostumbrado a encontrar una víctima tras otra. Se había amurallado a sí mismo contra la esperanza, como una manera de mantener alejada la inevitable desilusión y tristeza. Aunque sabía que había una leve posibilidad de que otros Jedi aparte de él mismo y Yoda hubiesen sobrevivido, con cada día que pasaba la posibilidad había parecido más y más leve, hasta que pareció un mero hilo contra todo el peso del Imperio.
Pero ahora… sintió crecer la esperanza en su pecho, un sentimiento que era tan poco familiar que parecía completamente nuevo. Su buen amigo, Garen. Posiblemente vivo. Tenía miedo de creerlo, pero estaba desesperado porque eso fuera verdad.—¿Sabe a dónde fue? —le preguntó a Toma.
—Iba a intentar llegar a un lugar llamado Ilum —dijo Toma—. Me dijo que sólo debería informar a otros Jedi sobre esto, y ellos sabrían por qué.
Ferus y Obi-Wan intercambiaron una mirada. Ilum era el lugar de la Cueva de Cristal, donde cada aprendiz Jedi iba a forjar su propio sable láser. Era sagrado para los Jedi.
—Ilum —dijo Ferus—. Por supuesto —se puso excitado—. Nunca pensé en eso antes. Los otros también pudieron haber ido allí.
—Probablemente está escondiéndose en la cueva —dijo Obi-Wan, sabiendo que eso es lo que haría Garen: encontrar un lugar seguro que los Jedi conociesen mejor que nadie.
Toma fue a reunirse con Raina y Trever para construir un refugio. Ferus iba de arriba a abajo, excitado por las noticias.
—Tenemos que ir allí —le dijo a Obi-Wan—. ¿Quién sabe cuántos Jedi podrían estar allí? Podría haber más de nosotros de lo que sabemos.
Ferus no sabía lo que decía hasta que la palabra estuvo en el aire. Nosotros. Ésta era la verdad: Aunque había dejado a los Jedi, todavía se sentía como si fuese uno con ellos. No uno de ellos, sino uno con ellos.
Ya no podía desconectarse más de la Fuerza de lo que podía desconectarse de sus propios pensamientos. Era una parte de él. No podía negarlo. Esta nueva esperanza hacía el vínculo más claro, como si el curso de acción hubiese dado brillo a su unión.
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The last Jedi : Dark Warning
Science FictionObi-Wan Kenobi está en una misión. Junto al ex-aprendiz Jedi Ferus Olin y un muchacho cabeza dura llamado Trever, está intentando mantener el secreto más importante de los Jedi a salvo del inquisitivo Imperio. Con Boba Fett siguiendo su rastro y que...